Una nueva? fuerza emergente:
Sin embargo, el de Viladecans no es el único interrogante que plantea el supuesto perfil progresista de C’s. En abril del pasado año, en un pleno en el Parlament, la formación de Rivera fue la única, junto con el PP, que se posicionó a favor de la limitación de la sanidad para los inmigrantes irregulares. Ese mismo mes, C’s puso sobre la mesa el debate sobre la prohibición del burka, uno de los temas que más ha usado la extrema derecha europea para estigmatizar y perseguir determinados colectivos de inmigrantes.
Ni la primera moción, ni la segunda, fueron defendidas por los principales líderes, Rivera y su escudero, el diputado Jordi Cañas. En estos temas más peliagudos, fueron actores secundarios de la formación, como José Manuel Villegas, en el caso de los inmigrantes irregulares, y Carina Mejías, en el del burka, los encargados de ponerle cara y voz a ambas mociones. Partidos como PSC y ERC cuestionaron el cambio de C’s en sus principios sociales y partidos situados más a la izquierda del Parlament, como ICV-EUiA y la CUP, tildaron a C’s de “populista y xenófobo”.
Memoria histórica y Ley del Aborto
Tampoco hallamos rastro alguno de su inquietud por la memoria histórica, rasgo identitario de las izquierdas. De hecho, en el Parlament formaciones como ICV-EUiA le han reprochado el bloqueo, vía presupuestos, de organismos como el Memorial Democràtic , el Institut Català Internacional per la Pau i el Museu Memorial de l'Exili . Eso sí, en la prosa del manifiesto que da forma a Movimiento Ciudadano leemos frases reveladoras de la España monocolor: “La nueva etapa exige cerrar y enterrar el capítulo de las dos Españas, así como las luchas territoriales”.
Tampoco hay una opción nítida en una de las últimas leyes más controvertidas, como la del aborto, donde C’s ha votado en contra para acabar absteniéndose en dos mociones muy similares debatidas esta semana en el Parlament. “Albert Rivera sabe perfectamente que una parte importante de sus votantes son de derecha o centroderecha, y prefiere no perder apoyos en cuestiones de tipo social que, teóricamente, cualquier partido de centro defendería”, explica Bernat Gimeno, analista y máster en Marketing y Comunicación Política.
¿El cordón rojo se pasa al naranja?
La implantación territorial de C’s en Catalunya es particularmente fuerte en las comarcas del área metropolitana de Barcelona, conocida como el cinturón rojo —en donde obtuvo el 80% de sus votos en las pasadas autonómicas— y, en menor porcentaje, en las comarcas costeras de Tarragona. PSC y PP han sido las principales víctimas de C’s, aunque según el catedrático Rafa Martínez, esos no han sido los únicos trasvases de votos. “Los analistas nos quedamos con la boca abierta cuando comprobamos que C’s le está quitando votos incluso a CiU. El desgaste del PSC llevó a muchos votantes a optar por su rival, CiU, que, tras el giro soberanista, perdió todo ese apoyo en beneficio de C’s”.
En la última campaña para las autonómicas, fue habitual ver las furgonetas de C’s desplazarse por Santa Coloma de Gramenet, Sabadell, Terrassa, Sant Feliu de Llobregat, Montcada, Sant Joan Despí o Granollers. Entre distintas arengas, una de las más repetidas y representativas de la estrategia de Rivera fue: “No voy a pedir perdón porque mi madre sea de Málaga”. Es ahí donde radica uno de los grandes activos de C’s: reducir la diversidad cultural que desde siempre había sido un activo del catalanismo político a una hipótesis de persecución.
La supuesta persecución contra los castellanohablantes y contra quienes se sienten españoles en Cataluña no es una idea nueva en el argumentario político —el PP de Aznar y sus aplaudidores mediáticos tienen todavía la patente—, pero sí que era la primera vez —o una de las primeras, con el permiso de Alejo Vidal Quadras— que la abanderaba un político catalán. Sin embargo, la realidad que se dibuja en política no siempre coincide con la realidad social. Para algunos analistas, como Gimeno, “Rivera desvirtúa completamente la realidad que se vive en Cataluña” y descarta que exista ningún conflicto social por una cuestión lingüística. De hecho, la diversidad es tal que, como recuerda Gimeno, ha surgido Súmate, una plataforma de ciudadanos castellanohablantes que residen en Cataluña a favor de la independencia.
Asalto al Congreso con el permiso de UPyD
Desde hace tres meses el partido de Rivera lidera una cruzada por toda la geografía española presentando la plataforma cívica Movimiento Ciudadano que, según sus impulsores, suma ya más de 50.000 firmas de apoyo y podría ser la palanca que empuje el partido al Congreso. Así lo viene insinuando Rivera, aclamado allá por donde pasa –más de 1.400 personas asistieron a la presentación en Sevilla—y multiplicando simpatías –en Valencia C’s pasó de 93 a 356 militantes y más de 1300 simpatizantes—.
“El discurso anti-nacionalista periférico junto con el de regeneración democrática son suficientes para hacerse un hueco en el espacio político español, como ha demostrado UPyD. Lo que está por ver es el tamaño de ese espacio, pero parece difícil que quepan dos partidos”, explica la politóloga Barbet. Para ella, “el principal problema de C’s en la política española es UPyD, de la misma forma que para UPyD la presencia de C’s hace imposible su progresión en Cataluña”. A juzgar por los reiterados plantones de la formación de Rosa Díez —el último de ellos en la solicitud de concurrencia conjunta en las europeas—nada parece indicar que UPyD se vaya a dejar disputar su espacio electoral en la cámara baja. Por cierto, una diferencia que puede llegar a ser clave si las dos fuerzas se enzarzan en la batalla por el centro: militar en UPyD cuesta 20 euros mensuales, en C’s solo 10.
Las europeas de mayo: prueba de fuerza
Lo que sí servirá para hacerse una idea de la fuerza real de la formación serán las próximas elecciones europeas, donde el abogado Javier Nart, el escritor Juan Carlos Girauta —ambos se han ganado el puesto desde sus poltronas mediáticas— y la también letrada Carolina Punset –hija del divulgador científico y ex ministro de UCD, Eduard Punset— se postulan como los tres primeros de la lista, respectivamente.
Cabe recordar que, en las anteriores elecciones al Parlamento Europeo (2009), la formación de Rivera probó suerte presentándose con la plataforma Libertas en una lista liderada por el ex director la ONCE Miguel Durán. Ese invento acabaría con una crisis interna –se cobró la baja del entonces diputado Antonio Robles—por haber concurrido en coalición con partidos ultraderechistas europeos. Habrá que ver qué apoyos tiene Rivera y cómo los gestiona para confirmar si, como dicen en uno de sus programas preferidos, se acaba llevando el gato al agua.