Amigo Tolomew, eso que llamas “romper un verso”, en realidad se llama “encabalgamiento”, que es un recurso poético que consiste en eso, en romper el verso, de modo que lo que expresa quede “a caballo” entre dos versos sin que esa pausa que ocasiona se deba a la pausa que genera un punto o una coma, por ejemplo.Tolomew Dewhust escribió:¡Lo que estoy aprendiendo con vosotros!
El caso, Jose Manuel, es que algunas veces he pensado en preguntarte cómo rompías los versos. Me llamaba la atención que fraccionaras las oraciones de una manera (para el que no está atento, como yo) tan singular (no me preguntes por qué tildo de singular tu manera de romper las frases, que te conozco ). Y, ahora que comentas lo de la acentuación, recuerdo que ya lo habías mencionado con motivo de otro de tus poemas (tal vez El contador de estrellas). Me refiero a lo de acentuar en la sexta y en la penúltima.
Como dices, y estoy completamente de acuerdo contigo, escribir de esa manera conlleva un arduo esfuerzo, que se traduce en la manera tan llana con la que luego se leen tus poemas. Curiosamente una forera tiene escrito en su firma una cita que recoge ese mismo mensaje (lo malo es que no recuerdo qué forera, ni bien la cita ; algo así como "Lo que se lee con facilidad se ha escrito con esfuerzo" -disculpadme porque seguro que no es así del todo).
Aunque estoy muy lejos ahora de escribir un poema (esto va por rachas, por lo que veo) y me muevo con más gusto por la prosa poética, para la próxima vez que lo intente voy a dejar llevarme por ese método tan duro que tú empleas con tanto éxito. Y a ver qué resulta.
Oye, y que siga el debate que yo encantado.
A veces lo utilizo como pausa versal para realzar lo que expreso y otras para que el verso adquiera la métrica adecuada que haga que se lea con fluidez (esto es cosecha propia). El poema de J. R. Jiménez que pongo como ejemplo lo hace, los otros no tanto.
Yo la empleo mucho, con más o menos acierto, pero me parece un bonito recurso. Quizás algunas veces no la emplee con la ortodoxia que requiere, pero lo hago adrede, porque me gusta aportar alguna novedad a lo establecido (y como no me parece que queda mal, lo sigo haciendo a mi manera).
Decirte que yo no soy muy erudito en poesía ni en literatura. Cometo infinidad de faltas de gramática, ortografía y puntuaciones. Eso se puede corregir, o bien estudiando o haciendo corregir los poemas a terceros. Lo difícil es SER poeta, tener la visión poética de las cosas y plasmarlas en un papel.
Me considero un autodidacta. Exploto al máximo los recursos que más me gustan o se ajustan a mi estilo. Creo que mi fuerte es precisamente lo que a veces se me censura: lograr llegar al lector mediante LA SENCILLEZ en la expresión, evitando en cierta manera rodeos y abstarcciones.
Confieso que la poesía me aburre. Apenas leo poesía. Pocos poetas y poemas llegan a emocionarme, pero cuando lo hacen me provocan una sensación indescriptible que hace que continúe en esto. Soy capaz de comprarme un libro de 300 poemas de un autor por un solo poema que me ha gustado. Ese poema lo llena todo.
A la vez, mi falta de afinidad con la poesía en general, me permite conservar y cultivar un estilo propio, ajeno a las tendencias actuales. No quiero una poesía que me haga rascar la cabeza cuando la leo por intentar descifrar qué dice, ni me interesan las paranoias de algunos autores, para eso ya tengo sudokus y crucigramas.
Por cierto, lo de acentuación en 6ª, es solo un ejemplo, hay otras fórmulas, en séptima, quinta… el caso es seguir una pauta, un ritmo, una armonía. La que mejor se adapta a mi estilo, y la que más se emplea es en 6ª, eso sí.
Gracias por tus comentarios, estimado Tolomew.
Un abrazo.
J. Manuel