Amos Oz escribió:La actual crisis del mundo, en Oriente Próximo, o en Israel/Palestina, no es consecuencia de los valores del islam. No se debe a la mentalidad de los árabes como claman algunos racistas. En absoluto. Se debe a la vieja lucha entre fanatismo y pragmatismo. Entre fanatismo y pluralismo. Entre fanatismo y tolerancia.
Leída la primera de las tres conferencias. Muy amena y clara. Resalto las principales ideas.
Los fanáticos creen que el fin, cualquier fin, justifica los medios. Para ellos, la justicia es más importante que la vida. Para los otros, la vida tiene prioridad.
Hay
un componente siempre presente en la naturaleza humana de fanatismo.
Amos Oz escribió:El fanatismo es más viejo que el islam, que el cristianismo, que el judaísmo. Más viejo que cualquier estado, gobierno o sistema político. Más viejo que cualquier ideología o credo del mundo. Desgraciadamente, el fanatismo es un componente siempre presente en la naturaleza humana, un gen del mal, por llamarlo de alguna manera.
Los fanáticos son sentimentales sin remedio. Tienen afán de conformidad, uniformidad, urgencia por "pertenecer a". Hay también una carencia de sentido del humor en el fanático. Pueden ser sarcásticos pero carecen de humor, de la habilidad para reírse de uno mismo. Es relativismo.
Nos habla también de la literatura como remedio contra el fanatismo.
Shakespeare,
Gógol,
Kafka,
Faulkner ayudan. Necesidad de imaginarnos unos a otros.
Amos Oz escribió:La literatura contiene un antídoto contra el fanatismo mediante la inyección de imaginación.
Por otro lado, el fanatismo está por doquier. "Mucho cuidado, el fanatismo es extremadamente pegajoso, más contagioso que cualquier virus", dice. Aquí he sonreído (aunque gracia no tenga ninguna) pensando en que todos conocemos más o menos a alguien así:
Amos Oz escribió:Creo que la esencia del fanatismo reside en
el deseo de obligar a los demás a cambiar.. El fanático es una criatura de lo más generosa. El fanático es un gran altruista. A menudo, está más interesado en los demás que en sí mismo. Quiere salvar tu alma, redimirte. Liberarte del pecado, del error, de fumar. Libertarte de tu fe o de tu carencia de fe. Quiere mejorar tus hábitos alimenticios, lograr que dejes de beber o de votar. El fanático se desvive por uno.
Finaliza el discurso diciendo que el conflicto entre Israel y Palestina no es un conflicto interno sino internacional. No es una guerra religiosa, es más un conflicto territorial sobre de quién es la tierra.