Hay varias cosas que me gustaría comentar sobre este libro
La primera de todas es que pese al tiempo que ha transcurrido desde que lo leí por primera vez no ha perdido nada de lo que entonces me gusto: el argumento, porque cuando empiezas a leer no te imaginas por donde van a ir los tiros; los personajes, porque aunque al principio parecen de una manera a lo largo de la historia evolucionan, sobre todo la narradora, y se transforman; el desenlace, porque los últimos capítulos son interesántisimos; la voz narradora, destaca sobre todo en las descripciones, riquísima en matices, en adjetivos y en insinuar el carácter de los personajes por lo que hacen y cómo lo hacen; y la protagonista indiscutible: Rebeca.
Por otra parte no considero que sea una historia de amor. Por lo menos no una historia de amor de novela romántica al uso. Ya he comentado en anteriores posts lo que opino de la relación entre Maxim y la narradora.
Él la quiere pero
no esperemos un amor romántico, por eso no se lo dice. La quiere por todo lo que no quería a Rebeca. |
Para terminar opino que la influencia de este libro ha sido grandísima y que quizá a estas alturas ya nada nos sorprende:
lo hemos leído todo, lo hemos visto todo... Pero en su momento, allá por el año 1938, imagino que la historia no fue tan banal como hoy puede resultarnos.
