CPXII - Marcel´s Salon - Sinkim
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CPXII - Marcel´s Salon - Sinkim
Marcel´s Salon
No podía escapar, sentía sus ojos persiguiéndole allá dónde fuera, y eso que estaban encerradas y que no tenían ojos.
Desde que entraron en su vida todo había ido cuesta abajo, tenía que haber hecho caso a los rumores que se escuchaban, pero no, él era el Gran Marcel, él no creía en maldiciones, todo eso eran simples supersticiones producto de la imaginación desbordante de la gente crédula e ignorante.
Pero la realidad se estaba imponiendo poco a poco, cuando las tocaba se veía obligado a hacer cosas que no deseaba, cosas terribles que le torturaban durante todo el día y llenaban sus sueños de horribles pesadillas. Y aún peor, su reputación se estaba viendo irremisiblemente dañada, en su trabajo el boca a boca lo era todo.
Los murmullos habían empezado a circular entre sus clientas y su disminución era una verdad que ya no podía pasar por alto. Su clientela era la élite, lo mejor de lo mejor, lo más granado de la sociedad que se peleaba por tener hora con él. Hacía años que las reservas tenían que solicitarse con más de un mes de antelación. Sin embargo, un rápido vistazo fue suficiente para torturarse con la visión de los asientos desocupados que parecían burlarse de él, de su engreimiento y prepotencia al creerse por encima de todo y de todos.
La subasta clandestina celebrada en el sótano de un bar en la zona china de la ciudad había sido demasiado tentadora. Siempre había perseguido los objetos antiguos relacionados con su profesión y cuanto más misteriosa y extraña fuera la historia que escondían mejor que mejor. Así que cuando aparecieron supo que tenían que ser suyas. ¿Cuántas veces puede uno encontrar un auténtico objeto perteneciente al mismísimo Sweeney Todd?
Sobre un cojín de seda, rojo sangre, las tijeras relucían como si fueran nuevas, nadie hubiera dicho que llevaban más de dos siglos sobre la faz de la Tierra. Marcel incluso hubiera podido jurar que oía como le llamaban susurrando su nombre. El dinero no era un problema, la vanidad de las mujeres le había hecho inmensamente rico y, aunque hubo varios pujadores, al final, fueron suyas. Aunque estaba empezando a descubrir quién poseía a quién en realidad.
Ahora entendía por lo que había pasado Todd y lo que le había llevado a matar a tantos hombres, cuando las tijeras llamaban Marcel no podía hacer nada más que obedecer, su voz taladraba su cabeza y sus órdenes resultaban imposibles de resistir. Por mucho que lo intentara sus manos siempre acababan abriendo el cajón y sus dedos se posaban amorosos sobre ellas. Aunque las odiara con toda su alma, cuando hablaban su cuerpo respondía y sus dedos ejecutaban todos sus dictados.
Cuando fue consciente de lo que sucedía Marcel intentó deshacerse de ellas, las arrojó al triturador de basura, a la chimenea, las dejó tiradas en la calle, las arrojó al río, se las regaló a un mendigo, pero siempre volvían a aparecer, impolutas, en el cajón donde ahora descansaban.
Afortunadamente para él, parecía que solo despertaban ante un tipo muy concreto de persona, eso había permitido que aún disfrutara de parte de su clientela habitual, pero sabía que, de seguir así, estaría inevitablemente abocado a la ruina.
De repente, la puerta se abrió e, inmediatamente, la voz empezó a sonar dentro de su cabeza:
—¡Corta, corta, corta!
El vocabulario de las tijeras era muy limitado pero la fuerza de sus palabras calaba hasta el alma y se apoderaba de su cuerpo. Sin darse cuenta sus pies le habían llevado hasta el cajón y su mano sostenía ya su funesto destino.
Cuando vio quién había entrado supo que todo había terminado. Rachel, la mujer del alcalde, se dirigía directamente hacia él. Su larga melena rubia le había hecho ganar el título de Miss Arkansas y, poco después, se había casado con el que más tarde llegaría a ser el alcalde. Todo el mundo en la ciudad la adoraba y la admiraba y, ahora, él iba a terminar con esa belleza.
—¡Marcel, querido, cuanto tiempo sin verte! Siento no haber podido venir antes pero he estado de viaje y…
Claudia seguía hablando pero Marcel ya no la escuchaba, le daba igual lo que estaba parloteando, lo único que importaba era que cada palabra que decía le acercaba más y más a las fatídicas palabras que sellarían su futuro.
—Tranquilo, hoy no voy a darte mucho trabajo, solo quiero que me cortes un poco las puntas.
No podía escapar, sentía sus ojos persiguiéndole allá dónde fuera, y eso que estaban encerradas y que no tenían ojos.
Desde que entraron en su vida todo había ido cuesta abajo, tenía que haber hecho caso a los rumores que se escuchaban, pero no, él era el Gran Marcel, él no creía en maldiciones, todo eso eran simples supersticiones producto de la imaginación desbordante de la gente crédula e ignorante.
Pero la realidad se estaba imponiendo poco a poco, cuando las tocaba se veía obligado a hacer cosas que no deseaba, cosas terribles que le torturaban durante todo el día y llenaban sus sueños de horribles pesadillas. Y aún peor, su reputación se estaba viendo irremisiblemente dañada, en su trabajo el boca a boca lo era todo.
Los murmullos habían empezado a circular entre sus clientas y su disminución era una verdad que ya no podía pasar por alto. Su clientela era la élite, lo mejor de lo mejor, lo más granado de la sociedad que se peleaba por tener hora con él. Hacía años que las reservas tenían que solicitarse con más de un mes de antelación. Sin embargo, un rápido vistazo fue suficiente para torturarse con la visión de los asientos desocupados que parecían burlarse de él, de su engreimiento y prepotencia al creerse por encima de todo y de todos.
La subasta clandestina celebrada en el sótano de un bar en la zona china de la ciudad había sido demasiado tentadora. Siempre había perseguido los objetos antiguos relacionados con su profesión y cuanto más misteriosa y extraña fuera la historia que escondían mejor que mejor. Así que cuando aparecieron supo que tenían que ser suyas. ¿Cuántas veces puede uno encontrar un auténtico objeto perteneciente al mismísimo Sweeney Todd?
Sobre un cojín de seda, rojo sangre, las tijeras relucían como si fueran nuevas, nadie hubiera dicho que llevaban más de dos siglos sobre la faz de la Tierra. Marcel incluso hubiera podido jurar que oía como le llamaban susurrando su nombre. El dinero no era un problema, la vanidad de las mujeres le había hecho inmensamente rico y, aunque hubo varios pujadores, al final, fueron suyas. Aunque estaba empezando a descubrir quién poseía a quién en realidad.
Ahora entendía por lo que había pasado Todd y lo que le había llevado a matar a tantos hombres, cuando las tijeras llamaban Marcel no podía hacer nada más que obedecer, su voz taladraba su cabeza y sus órdenes resultaban imposibles de resistir. Por mucho que lo intentara sus manos siempre acababan abriendo el cajón y sus dedos se posaban amorosos sobre ellas. Aunque las odiara con toda su alma, cuando hablaban su cuerpo respondía y sus dedos ejecutaban todos sus dictados.
Cuando fue consciente de lo que sucedía Marcel intentó deshacerse de ellas, las arrojó al triturador de basura, a la chimenea, las dejó tiradas en la calle, las arrojó al río, se las regaló a un mendigo, pero siempre volvían a aparecer, impolutas, en el cajón donde ahora descansaban.
Afortunadamente para él, parecía que solo despertaban ante un tipo muy concreto de persona, eso había permitido que aún disfrutara de parte de su clientela habitual, pero sabía que, de seguir así, estaría inevitablemente abocado a la ruina.
De repente, la puerta se abrió e, inmediatamente, la voz empezó a sonar dentro de su cabeza:
—¡Corta, corta, corta!
El vocabulario de las tijeras era muy limitado pero la fuerza de sus palabras calaba hasta el alma y se apoderaba de su cuerpo. Sin darse cuenta sus pies le habían llevado hasta el cajón y su mano sostenía ya su funesto destino.
Cuando vio quién había entrado supo que todo había terminado. Rachel, la mujer del alcalde, se dirigía directamente hacia él. Su larga melena rubia le había hecho ganar el título de Miss Arkansas y, poco después, se había casado con el que más tarde llegaría a ser el alcalde. Todo el mundo en la ciudad la adoraba y la admiraba y, ahora, él iba a terminar con esa belleza.
—¡Marcel, querido, cuanto tiempo sin verte! Siento no haber podido venir antes pero he estado de viaje y…
Claudia seguía hablando pero Marcel ya no la escuchaba, le daba igual lo que estaba parloteando, lo único que importaba era que cada palabra que decía le acercaba más y más a las fatídicas palabras que sellarían su futuro.
—Tranquilo, hoy no voy a darte mucho trabajo, solo quiero que me cortes un poco las puntas.
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
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- Iliria
- Foroadicto
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- Registrado: 23 Jul 2014 23:13
- Ubicación: En la Torada Mágica, para siempre
Re: CPXII - Marcel´s Salon
De los pocos que llevo leídos, este relato me ha gustado bastante Es divertido y tiene un buen enfoque. Es gracioso que unas tijeras malditas vayan a caer precisamente en manos de un peluquero He encontrado aquí un relato de misterio con su toque de humor.
Me quedan aún muchos por leer; no sé cómo terminarás al final en mis votaciones, pero no he encontrado nada que me haya echado para atrás, lector/a.
Gracias por compartirlo
Me quedan aún muchos por leer; no sé cómo terminarás al final en mis votaciones, pero no he encontrado nada que me haya echado para atrás, lector/a.
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Si tienes un jardín y una biblioteca, tienes todo lo que necesitas - Cicerón
-¿Y con wi-fi?
-Mejor.
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Re: CPXII - Marcel´s Salon
El tema de objetos “de poder” me fascina, pero este relato se me queda corto, muy corto, estoy seguro que podrías haber hecho algo mucho más extenso, con más tensión, intriga y misterio.
Mucha suerte!
Mucha suerte!
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Re: CPXII - Marcel´s Salon
Jajaja autor...que majo!
Esas tijeras me recordaron al anillo y a Frodo
Está bien escrito y muy divertido. Me ha gustado, evidentemente.
Un abrazo y gracias por compartir con nosotros tu criatura
Enviado desde mi ALE-L21 mediante Tapatalk
Esas tijeras me recordaron al anillo y a Frodo
Está bien escrito y muy divertido. Me ha gustado, evidentemente.
Un abrazo y gracias por compartir con nosotros tu criatura
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Re: CPXII - Marcel´s Salon
Me gustó mucho, es cortito pero está muy bien redactado.
y el tema es bastante original, no creo que le falte más, me recuerda a las películas de Tim Burton.
Mucha suerte autor/a
y el tema es bastante original, no creo que le falte más, me recuerda a las películas de Tim Burton.
Mucha suerte autor/a
- Paraná
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- Registrado: 07 Feb 2017 18:02
- Ubicación: Tucumán - Argentina
Re: CPXII - Marcel´s Salon
Este relato esta bien escrito, pero no puedo decir que me haya movido. El tema de las tijeras malditas y la herencia de Sweeny Todd son un buen bocado, pero creo que le ha faltado tensión. Me resulta una versión remozada pero light del barbero de Fleet Street. Igual, es muy subjetivo esto de me "llega" o "no me llega". Está bien escrito y eso no hay quién se lo saque. ¡Suerte!
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- jilguero
- Vivo aquí
- Mensajes: 22378
- Registrado: 05 Abr 2010 21:35
- Ubicación: En las ramas del jacarandá...
Re: CPXII - Marcel´s Salon
Que me has arrancado un sonrisa al final, autor, te tengo que decir.
Me estaba chocando que un texto que imaginé más bien dramático me estuviera resultando jocoso, pero al llegar al quiebro final ya me encajó.
Simpático, ocurrente, bien escrito y breve. Todo ello de agradecer, diría yo.
Me estaba chocando que un texto que imaginé más bien dramático me estuviera resultando jocoso, pero al llegar al quiebro final ya me encajó.
Simpático, ocurrente, bien escrito y breve. Todo ello de agradecer, diría yo.
Pesadilla bosquiana Las cavilaciones de Juan Mute
El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
- Dama Luna
- No tengo vida social
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- Registrado: 26 Ene 2016 21:18
- Ubicación: Atravesando la Montaña Negra
Re: CPXII - Marcel´s Salon
Es bueno, tiene todos los ingredientes que necesita un relato breve para llamar la atención. Es ágil en las formas, va directo al grano con la ambientación mínima necesaria para ubicarlo, y su dosis de sorpresa.
Una pega le he encontrado que es fácil de subsanar: léelo en voz alta y te darás cuenta de la cantidad de rimas molestas que aparecen en la redacción.
Suerte.
Una pega le he encontrado que es fácil de subsanar: léelo en voz alta y te darás cuenta de la cantidad de rimas molestas que aparecen en la redacción.
Suerte.
Re: CPXII - Marcel´s Salon
Ah, las famosas tijeras de ese barbero demóniaco del Londres victoriano. La idea me parece cojonuda, pero el resultado no me acaba de convencer.
Suerte autor.
Suerte autor.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
Re: CPXII - Marcel´s Salon
No estoy seguro de si querías hacer algo macabro o algo humorístico. Pero me ha dado la risa mientras leía.
Tal como lo veo yo, has escrito la idea, pero no la has ejecutado. Parece el resumen de lo que podría haber sido una historia fascinante.
Concuerdo.Landra escribió:El tema de objetos “de poder” me fascina, pero este relato se me queda corto, muy corto, estoy seguro que podrías haber hecho algo mucho más extenso, con más tensión, intriga y misterio.
Mucha suerte!
Tal como lo veo yo, has escrito la idea, pero no la has ejecutado. Parece el resumen de lo que podría haber sido una historia fascinante.
Re: CPXII - Marcel´s Salon
Pues me estaba gustando el relato que se quedó en relatillo. Ibas estupéndamente cuando zas!. Acabó. Ya te vale. Bueno, lo encuentro bien redactado, y el misterio se palpa. La verdad es que me suena a historia que ya he leído, cuidado, no hablo de plagio ni nada por el estilo, pero quizá sí que me suena eso de los artilugios mágicos nefastos gracias a la magia negra o algo por el estilo. Nada más puedo añadir que no sea gracias por compartir y suerte. Pobre rubia.
--- Pareces atribulado!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
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- Spicata
- No puedo vivir sin este foro
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Re: CPXII - Marcel´s Salon
Oh, el misterio de las tijeras del barbero diabólico de la calle Fleet. Me ha gustado mucho, autor, aunque si te digo la verdad me he quedado con ganas de más, por lo que te animo a que te aventures a escribir la versión extendida de "Marcel's Salon" que yo la leeré encantada.
Mucha suerte
Mucha suerte
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- Tolomew Dewhust
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- Registrado: 16 Ago 2013 11:23
Re: CPXII - Marcel´s Salon
En la pequeña tienda del Sr. Wing, el chino que le vendió el gremlin Mogwai a Randall Peltzer
Querida Larús,
... hoy he recibido tu carta.
Me has dejado con ganas de más, , eso es bueno, ¿no?
Siempre tuyo, T.D.
Querida Larús,
... hoy he recibido tu carta.
Me has dejado con ganas de más, , eso es bueno, ¿no?
Como cuando uno no tiene mucho tiempo para escribir una historia súper currada, pero sí ganas de participar y se saca un conejo de la chistera para mandarlo al concurso... Vamos, lo que hace habitualmente Sinkim... |
Imagino que la dejó bien rasuradita, ¿no? |
Siempre tuyo, T.D.
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
- Topito
- GANADOR del V Concurso de relatos
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- Registrado: 13 Abr 2009 20:43
- Ubicación: Los Madriles
Re: CPXII - Marcel´s Salon
Buen relato. De notable. El giro final bien llevado.
Cierto es que es un texto que se puede aumentar, llevarlo por diferentes derroteros. Me gusta que mezcles el humor con la tragedia. A mí, personalmente, la versión cinematográfica de Sweeney Todd me hace reir en ciertas ocasiones. Es un personaje muy carismático. Y te perdono que no sea una navaja de afeitar, y lo sustituyas por unas tijeras, por el buen hacer de tu relato.
Buen trabajo, autor.
Pd: como gusto personal me hubiera encantado algo de humor negro.
Pd2: yo siempre que voy a mi barbero y tras retocarme la barba y me pone la navaja de afeitar en la garganta para apurar el cuello... me viene a la memoria Sweeney Todd.
Cierto es que es un texto que se puede aumentar, llevarlo por diferentes derroteros. Me gusta que mezcles el humor con la tragedia. A mí, personalmente, la versión cinematográfica de Sweeney Todd me hace reir en ciertas ocasiones. Es un personaje muy carismático. Y te perdono que no sea una navaja de afeitar, y lo sustituyas por unas tijeras, por el buen hacer de tu relato.
Buen trabajo, autor.
Pd: como gusto personal me hubiera encantado algo de humor negro.
Pd2: yo siempre que voy a mi barbero y tras retocarme la barba y me pone la navaja de afeitar en la garganta para apurar el cuello... me viene a la memoria Sweeney Todd.
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- kassiopea
- Vivo aquí
- Mensajes: 12492
- Registrado: 07 Dic 2008 19:18
- Ubicación: Aovillada en la Luna...
Re: CPXII - Marcel´s Salon
Es que, en este caso, Marcel es un peluquero y estilista de la jet set, Sweeney Todd era barbero y usaba más la navaja, claroTopito escribió:Y te perdono que no sea una navaja de afeitar, y lo sustituyas por unas tijeras, por el buen hacer de tu relato.
Me lo he pasado muy bien con este relato, autor. Lo he leído con una sonrisita en los labios. Es verdad que me he quedado con ganas de más, pues la idea es genial y se le podría haber sacado más punta, pero has contado todo lo necesario. Y me encanta ese toque de humor con el que lo has contado todo, eso hace que la historia aún sea más fresca
No te has complicado la vida desarrollando más la cosa pero bueno, aun así me gusta. Buen trabajo