Rojo y negro - Stendhal
Moderador: LizzyDarcy
Tal vez porque es un clásico, no lo sé. Una cosa no quita la otra. El caso es leerlo y ver qué tal.evaluna escribió:¿mala fama? ¿Y por qué se sigue leyendo si tiene tan mala fama?Hypathia escribió:Si os sigo leyendo, acabaré por no leerlo, así que
Mala fama tiene un rato largo.
Nada, al final me metí, no tengo remedio.
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Emma, me has picado: ayer leí un par de páginas porque me podía la curiosidad. Ya te dije que lo tenía en la pila, lo compré hace un mes. Con pies de plomo, chica. Pero solo he leído la descripcióndel pueblo, quiero acabar antes con el de Gaskell. Para este fin de semana lo finiquito y entonces...
Edito: Que lo empiezo hoy. A ver si aguanto.
Edito: Que lo empiezo hoy. A ver si aguanto.
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Terminado. Si La Cartuja de Parma y Rojo y Negro son las obras cumbres de Stendhal, ya puedo decirlo. No me gusta Stendhal.
Me costo entrar en la novela, mejoró con la llegada a París, pero en ningún momento ha conseguido engancharme o emocionarme. Puede que los personajes estén psicológicamente muy conseguidos, pero Julián es frío, calculador, manipulador, y finalmente, ilógico, ya que toda su trayectoria anterior no me casa bien con la caída del burro que tiene finalmente, cuando ve la luz de su amor de siempre por la Sra. Renal. El personaje de Matilde se puede comprender como una niñata bien, joven, con la cabeza llena de pajaritos, de historias épico románticas de tiempos pasados, pero tampoco consiguió llegarme. Y la Sra. Renal al final es la única que tiene realmente calidez, y cercanía, y es el personaje del que puedes ciertamente entender la evolución
Pero por parte del protagonista, parece que es más el deber lo que maneja su vida, y apenas sí hay sentimiento alguno a lo largo de toda la novela.
Y en cuanto al estilo, está claramente pensada para un lector de su momento. Las referencias a la política se hacen pesadas, porque si al menos hubiera una acción que las justificara, que diera emoción a la parte política de la novela, tendría su pase, pero la verdad es que esos han sido los tramos más soporíferos del libro.
Pestiño la he llamado en otro lugar del foro. No creo que llegue a tanto, pero me ha costado acabarla.
A ver qué le parece a Hypathia
Me costo entrar en la novela, mejoró con la llegada a París, pero en ningún momento ha conseguido engancharme o emocionarme. Puede que los personajes estén psicológicamente muy conseguidos, pero Julián es frío, calculador, manipulador, y finalmente, ilógico, ya que toda su trayectoria anterior no me casa bien con la caída del burro que tiene finalmente, cuando ve la luz de su amor de siempre por la Sra. Renal. El personaje de Matilde se puede comprender como una niñata bien, joven, con la cabeza llena de pajaritos, de historias épico románticas de tiempos pasados, pero tampoco consiguió llegarme. Y la Sra. Renal al final es la única que tiene realmente calidez, y cercanía, y es el personaje del que puedes ciertamente entender la evolución
de matrona aburrida pero acostumbrada a su vida junto al marido que le tocó a la pasión desatada que siente por Julián, sus remordimientos, su "conversión", la traición a Julián dictada por su confesor, y su final, único lugar en el que se ve el romanticismo de la novela. |
Incluso su alocución final, que le lleva de cabeza a la guillotina, no está dictada más que por el orgullo, por el deber más que por el remordimiento, y creo incluso que por las ganas de librarse de la asfixia que le produce Matilde |
Pestiño la he llamado en otro lugar del foro. No creo que llegue a tanto, pero me ha costado acabarla.
A ver qué le parece a Hypathia
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Emma, qué rápida!
Bueno, ayer lo empecé y he llegado a ese punto donde Mme. Renal y Julian se están conociendo... vaya, a medias del cap. 7 "Las afinidades electivas" (como el título de Goethe).
Y me está gustando bastante tirando a mucho. Pero a mí sí me gusta la literatura francesa, Emma, tal vez por eso.
Bueno, ayer lo empecé y he llegado a ese punto donde Mme. Renal y Julian se están conociendo... vaya, a medias del cap. 7 "Las afinidades electivas" (como el título de Goethe).
Y me está gustando bastante tirando a mucho. Pero a mí sí me gusta la literatura francesa, Emma, tal vez por eso.
A mí tampoco me gustan, veremos a ver si aguanto.Las referencias a la política se hacen pesadas, porque si al menos hubiera una acción que las justificara, que diera emoción a la parte política de la novela, tendría su pase, pero la verdad es que esos han sido los tramos más soporíferos del libro.
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Al final de cap. 10 : " (Julián Sorel) se encontró de pie sobre una roca enorme, bien seguro de hallarse separado de todos los hombres. Esta posición le hizo sonreir: era, en lo físico, lo que él quería alcanzar en lo moral"
Y luego, habla sobre las cigarras abajo, un gavilán...
Me recordó a don Fermín de Pás (La Regenta), cuando se subía a la torre del campanario de la catedral de Vetusta para otear la ciudad, sintiéndose superior y alimentando su egocentrismo y sus ambiciones.
Encima los dos tienen esa condición de curas, hay una mujer de por medio...
Y luego, habla sobre las cigarras abajo, un gavilán...
Me recordó a don Fermín de Pás (La Regenta), cuando se subía a la torre del campanario de la catedral de Vetusta para otear la ciudad, sintiéndose superior y alimentando su egocentrismo y sus ambiciones.
Encima los dos tienen esa condición de curas, hay una mujer de por medio...
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Eso va a ser, Hypathia, que el tal Fermín también me cayó simpático cuando leí la Regenta por eso me ha gustado tanto la novelaHypathia escribió:Me recordó a don Fermín de Pás (La Regenta), cuando se subía a la torre del campanario de la catedral de Vetusta para otear la ciudad, sintiéndose superior y alimentando su egocentrismo y sus ambiciones.
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¡Es que "Fermo" era adorable!EMMA escribió:Eso va a ser, Hypathia, que el tal Fermín también me cayó simpático cuando leí la Regenta por eso me ha gustado tanto la novelaHypathia escribió:Me recordó a don Fermín de Pás (La Regenta), cuando se subía a la torre del campanario de la catedral de Vetusta para otear la ciudad, sintiéndose superior y alimentando su egocentrismo y sus ambiciones.
El Sorel es repelente un rato largo, pero parece que es el único que no tiene horchata en las venas. De momento, me sigue gustando.
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Qué asco de vida en el seminario, qué gente más hipócrita. Estar continuamente pensando en las intenciones ajenas (y propias, si me apuráis), sin bajar nunca la guardia, sin tener donde apoyarse. Es inevitable no sentir compasión por Julián, sabe lo que quiere pero no cómo conseguirlo y aun siendo torpe cree que va por el buen camino para alcanzar sus objetivos... hasta que se lleva otro golpe.
"Por muy pequeño y tonto que se hiciera, Julián no podía agradar: era demasiado diferente".
¡Pero qué asco de teoría! Y sin embargo es así. Cuando alguien sobresale demasiado, si es muy bueno en lo suyo, la masa le suele adular sin contemplaciones, para luego ponerle a caer de la burra por detrás. Y si no haces eso, es que le tienes envidia ("abiertamente") a ese alguien. Por el contrario, cuando la masa considera que un individuo es inferior a la norma, suele ser complaciente y transigirle, excepto en el momento en el que puede llegar a ser molesto, en cuyo caso, se le quita de en medio (de la forma que sea; en general).
Así que lo más prudente acaba siendo el ir por un lado de la calle, sin hacer mucho ruido - jamás por el medio, donde uno es más visible, y por lo tanto, está más expuesto-, o sea: ser un hipócrita.
De lo contrario, eres raro.
Bienvenida sea la rareza, entonces.
Qué asco.
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