El día de hoy en un libro

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Moderador: Ashling

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Re: El día de hoy en un libro

Mensaje por emedoble »

Después de tomar las uvas con las que le dimos la bienvenida a 1931, mi abuelo había levantado su copa solemnemente para brindar por el año del milagro. Cuando el 14 de abril le concedió el que esperaba, yo ya era el único de mis amigos que conservaba la virginidad. No tenía hermanos mayores, ni padrinos, ni tíos que me llevaran de putas, y sabía que mi abuelo les aplicaba a las que declaraban en su comisaría el mismo discurso que a los rateros, así que no me atreví a pedírselo. Pensé que con el teatro tenía bastante, pero nunca imaginé con qué facilidad ese bastante desembocaría en un demasiado durante una noche de mayo. Esto sí que es un milagro y no la República, concluí de madrugada, mientras volvía andando a casa. Era muy inexperto, pero no era tonto. Me había dado cuenta desde el principio de que mi papel en aquella función consistía en servir de coartada para que Susi no se asustara de estar en la cama con Candi, pero me dio igual porque me las había follado a las dos.

Los pacientes del Doctor García – Almudena Grandes
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Re: El día de hoy en un libro

Mensaje por emedoble »

Sí. Me tocó el brazo con la mano estando solos en la sala de descanso de los profesores. ¿Vas a decirme algo?, me preguntó. ¿Tipo?, le dije. Tipo si me apetece salir a tomar una copa o similar. No lo sé, le respondí. ¿Quieres que lo haga? ¿Tú qué crees? Fue en abril, a mediados de mes. Estaba haciendo la declaración de la renta y el día quince, después de cenar, salí a llevarla a la oficina de correos para entregarla a tiempo y pasé por delante de casa de Tamara y la vi sentada a la mesa del comedor corrigiendo trabajos, así que aparqué y me acerqué al porche y salió a abrirme. Ya iba en albornoz. ¿Estás sola?, le pregunté.
Con Pamela, pero ya se ha acostado. ¿Por qué no pasas?
Así que entré.
¿Y así empezó?
Sí, por los impuestos. Parece de locos, ya lo sé.

Nosotros en la noche - Kent Haruf (traducido por Cruz Rodríguez Juiz)
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Re: El día de hoy en un libro

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Hacia el 15 de Abril tuvo noticia de un ajuar completo de ricos muebles puestos en almoneda en una casa de la plazuela de Afligidos. Habíales ella visto y examinado, y aunque le parecieron de perlas, no los tomó porque la dueña, que era viuda de un consejero de Indias, no se resignaba a entregar su única fortuna casi de balde. Regatearon: Restituta ofreció una cantidad alzada; mas no fue posible la avenencia, y volviose aquella a su casa sin aflojar los cordones de la bolsa, aunque harto se le conocía su desconsuelo por haber dejado escapar negocio de tal importancia. Pues bien, sobre aquella almoneda, sobre aquel regateo, sobre este desconsuelo, fundé yo el edificio de la invención que debía quitarme de delante a mi señora doña Restituta por unas cuantas horas.

El 19 de Marzo y el 2 de Mayo - Benito Pérez Galdós
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Re: El día de hoy en un libro

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Acabo de conducir de Ranillas a Madrid. He viajado ya de noche. Es Viernes Santo. Y me he puesto a conducir justo a las ocho de la tarde, cuando salen todas las procesiones por España. Jamás había pasado un Viernes Santo viajando en un coche. Siento como una liberación. Es como si hubiera desertado de la historia de España. Mientras toda España está rezando, yo viajo con mi coche, de Zaragoza a Madrid. Y acelero. Y no hay nadie en la carretera.

Ordesa –Manuel Vilas
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Re: El día de hoy en un libro

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Gracias, Rachmaninov, tu música suena otra vez en mi corazón cansado.
La defensa que hiciste de mi vida vuelve a mí en esta noche de Viernes Santo, cuarenta y cinco años después.
Por fin, la culpa no era mía.

Ordesa –Manuel Vilas
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Re: El día de hoy en un libro

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Uno descubre que está jugando al escondite inglés cuando se le muere alguien cercano que no debería haber muerto. Un fallecimiento intempestivo y fuera de lugar, la Parca avanzando a toda velocidad a nuestras espaldas mientras no miramos. Eso le sucedió a Marie: de pronto llegó corriendo la Muerte y plantó su manaza amarilla sobre Pierre. Fue el 19 de abril de 1906. Llevaban once años juntos. Él tenía cuarenta y siete años; ella treinta y ocho. La crónica del entierro del periódico Le Journal decía así: «Madame Curie siguió el féretro de su marido del brazo de su suegro, hasta la tumba cavada al pie de la tapia […]. Allí permaneció un momento inmóvil, siempre con su mirada fija y dura.» Un exterior traumáticamente gélido y por dentro las Ménades aullando.

La ridícula idea de no volver a verte – Rosa Montero
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También fingía vender los cráneos de carnero que allí se consumían con frecuencia, los huesos de toda clase de frutas, los pedazos de papel, los cascos de vidrio, y hasta los pezones de los higos pasados, diciéndole que un boticario los compraba para hacer cierta droga venenosa. Cuando llegó el 20 de Abril, y me dieron los diez reales de mi salario, dije a doña Restituta:
-Señora, ¿para qué quiero yo todo ese dineral? Puesto que tengo todas mis necesidades satisfechas y no me falta nada, guárdemelo, y si algún día salgo de esta bendita casa (lo que ojalá no suceda nunca), me lo entregará junto. Guardadito quiero que esté como oro en paño, y primero me dejaré cortar las orejas que consentir en el gasto de un maravedí.

El 19 de Marzo y el 2 de Mayo - Benito Pérez Galdós
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Re: El día de hoy en un libro

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Es el 23 de abril del año 2015, una mañana de primavera en Madrid, con una temperatura de dieciséis grados en el exterior. Los invitados forman corros donde se charla con cierta simpatía; son conversaciones educadas y distendidas. También son conversaciones medidas. Todos los invitados saben que forman parte de un entramado común, una foto de familia, una realidad sociológica a la que podría llamarse «cultura española, ámbito de las letras, del año 2015».

Ordesa –Manuel Vilas
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Re: El día de hoy en un libro

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Por eso no podía creer lo que, aquel veintitrés de abril de dos mil doce, tuve ante mis ojos a la mortecina luz del archivo… Muchos de los enigmas acerca de las vidas de estas escritoras iban a ser resueltos por obra y gracia de unos papeles custodiados, al parecer, por una monja. Luego vino la sorpresa, la comprobación de la calidad literaria. Eran documentos –en el sentido técnico del término: archivístico, historiográfico, paleográfico- pero también constituían una auténtica obra literaria. Y puestos en el orden adecuado, podían leerse como un testimonio de una época –el atractivo siglo XVII- y de igual modo como una narración perfectamente construida y organizada, como una novela.

Amar tanta belleza – Herminia Luque
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Re: El día de hoy en un libro

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BERLÍN, 25 DE ABRIL DE 1945

Aquella mañana, Agneta Müller se despertó una hora y media antes de que sonara el despertador.
Al otro lado de la ventana de su dormitorio aún era de noche. Hacía frío. Inmóvil bajo las mantas, apurando el calor de su cama en el dormitorio infantil que nunca se había atrevido a renovar, esperó a oír la tos de su padre. Todos los días, Rudolf Müller estallaba en un acceso de tos seca, nerviosa, a las seis menos cuarto de la mañana. Antes no tosía, pero tampoco ocupaba la portería del Ayuntamiento de Schöneberg, ni entraba a trabajar a las seis y media.

Los pacientes del Doctor García – Almudena Grandes
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Re: El día de hoy en un libro

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Él la vio primero. El 25 de abril todavía había seis hombres en el socavón que ellos mismos habían fortificado con adoquines para improvisar un parapeto, pero en aquella mañana blanca, brumosa, nadie se fijó en ella antes que Adrián.

Los pacientes del Doctor García – Almudena Grandes
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Re: El día de hoy en un libro

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Después de leerlo, Jean-Paul Sartre, redactor jefe de Les Temps Modernes, le cambia el título. La fin de l’espoir, Témoignage (El fin de la esperanza, Testimonio) se convierte así en un epílogo sombrío de L’espoir de André Malraux, símbolo de la solidaridad antifascista internacional en la guerra de España. El libro, que termina de imprimirse en París el 25 de abril de 1950 con un prefacio del propio Sartre, cuenta exactamente lo contrario, una larga historia de olvido, insolidaridad y abandono. Marcelo Saporta —que al instalarse en Francia cambia su nombre por el de Marc— no firma su texto. Prefiere diluirse en un seudónimo, Juan Hermanos, para reivindicar una experiencia colectiva en la que se sientan representados todos los resistentes españoles.

Los pacientes del Doctor García – Almudena Grandes
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Re: El día de hoy en un libro

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Stuckey y McCandless llegaron a Fairbanks el sábado 25 de abril. Primero efectuaron una breve parada en una tienda de comestibles. «Allí compró un saco de arroz. Luego me dijo que quería acercarse a la universidad para investigar las especies de plantas comestibles que encontraría en el bosque, ya sabe, bayas y cosas por el estilo. Le comenté que era demasiado pronto, que había más de medio metro de nieve y aún no crecía nada. Pero no me hizo caso. Estaba impaciente por salir de la ciudad.»

Hacia rutas salvajes - Jon Krakauer
(traducido por Albert Freixa)
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Re: El día de hoy en un libro

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Marie Curie no fue sólo la primera mujer en recibir un premio Nobel y la única en recibir dos, sino también la primera en licenciarse en Ciencias en la Sorbona, la primera en doctorarse en Ciencias en Francia, la primera en tener una cátedra… Fue la primera en tantos frentes que resulta imposible enumerarlos. Una pionera absoluta. Un ser distinto. También fue la primera mujer en ser enterrada por sus propios méritos en el Panteón de Hombres Ilustres (sic) de París. Trasladaron sus restos ahí el 26 de abril de 1995 con gran pompa y boato (por cierto que en el Panteón también están Pierre Curie y Paul Langevin, el marido y el amante de Marie) y el discurso del presidente Mitterrand, para entonces ya muy enfermo, enfatizó «la lucha ejemplar de una mujer» en una sociedad en la que «las funciones intelectuales y las responsabilidades públicas estaban reservadas a los hombres».

La ridícula idea de no volver a verte – Rosa Montero
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Re: El día de hoy en un libro

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La mañana del 28 de abril despertó muy temprano, bajó hasta la carretera al despuntar el alba y se quedó agradablemente sorprendido cuando el primer vehículo que vio aparecer se detuvo en el arcén para recogerlo. Era una camioneta Ford de color gris, con un adhesivo en el parachoques trasero en el que se leía: «Pesco, luego existo. Petersburg, Alaska.» El conductor era un electricista no mucho mayor que McCandless, que se dirigía hacia Anchorage. Le dijo que se llamaba Jim Gallien.

Hacia rutas salvajes - Jon Krakauer (traducido por Albert Freixa)
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