Los miserables - Víctor Hugo

Grandes clásicos de la literatura mundial.

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ratonB
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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por ratonB »

klatubaradaniktó escribió: 27 Abr 2019 09:22 (...)
Yo, personalmente, me niego a descabezar la obra expurgando sus partes "aburridas"; pero entiendo que haya quien no aguante el tostón de las digresiones...
Totalmente de acuerdo. Sin esas partes "aburridas" Los miserables sería sólo un gran folletín. Algo parecido hacía, por ejemplo, Julio Verne, pero en éste tocando temas geográficos y científicos, o Herman Melville y tantos más. Si le quitamos, o nos saltamos, esos rollos tangenciales lo que estamos leyendo es la adaptación juvenil o el guión de una adaptación(¿o mutilación?) para el cine.

El propio autor, en más de una ocasión, cuando narra dirigiéndose al lector apunta la importancia de ese contexto para entender la trama de la novela. Quizás pretendiese escribir una novela popular al tiempo que hacer pedagogía con una obra de tesis y de ahí esas parrafadas político sociales. Si es el caso, en eso fue también un adelantado.
ilargi escribió:Muy clerical no era, no, Hugo: vaya repaso que está dando a los conventos (el retrato de los conventos españoles es tétrico), sobre todo femeninos. Y a la clase eclesiástica.
En uno de esos capítulos encontré un párrafo al que le metieron la tijera. No lo pongo en spoiler porque es algo que para nada afecta a la trama. La primera traducción que se hizo en la época, y que se sigue editando a día de hoy, dice:

La España romana era más católica que la misma Roma; el convento español era el convento católico por excelencia; los castigos impuestos a las desdichadas que alguna vez faltaban a sus votos eran terribles: el in pace venía a sepultarlas.

En cambio, en una de las traducciones recientes (Aurora Alemany, años setenta), ese mismo párrafo es más extenso y de una crudeza que comprendo fuese hiriente:

La España católica era más romana que la misma Roma. El convento español era el convento católico por excelencia. El arzobispo, kislar-aga del cielo, encerraba y espiaba este serrallo de almas destinado a Dios. La monja era la odalisca[81], el sacerdote era el eunuco. Las fervientes eran escogidas en sueños, y poseían a Cristo. Por la noche, el hermoso joven desnudo bajaba de la cruz y se convertía en el éxtasis de la celda. Elevadas murallas guardaban de toda distracción viviente a la sultana mística que tenía el crucifijo por sultán. Una mirada al exterior era una infidelidad. El in-pace reemplazaba al saco de cuero. Lo que en oriente arrojaban al mar en occidente lo arrojaban a tierra. En los dos lados, las mujeres se retorcían los brazos; las olas para unas, la fosa para otras; aquí las ahogadas, ahí las enterradas. Paralelismo monstruoso.

[81] Kislar-aga o kizlar-aga: jefe de los eunucos del serrallo, en Constantinopla. Odalisca: Hugo, como muchos escritores, emplea impropiamente esta palabra en el sentido de mujer perteneciente al harén de un sultán. En realidad, la odalisca era una doncella.

Otras muchos comentarios que también me llamaron la atención y he tenido ocasión de ir comparando, sí que fueron traducidos. Si encuentro alguno más lo comento aquí, es algo que creo interesante. En otro sitio leí que el final también es diferente, y en él se mete algo más que la tijera. Llegado el caso lo comentaré pero con spoilers, Dios me libre.
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Gretogarbo
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Mensaje por Gretogarbo »

ratonB escribió: 27 Abr 2019 12:39Sin esas partes "aburridas" Los miserables sería sólo un gran folletín. Algo parecido hacía, por ejemplo, Julio Verne, pero en éste tocando temas geográficos y científicos, o Herman Melville y tantos más. Si le quitamos, o nos saltamos, esos rollos tangenciales lo que estamos leyendo es la adaptación juvenil o el guión de una adaptación(¿o mutilación?) para el cine.
Respetabilísima e interesante opinión, ratonB, pero que no comparto. Me he leído la práctica totalidad de la literatura de Verne y algún Melville y los estilos narrativos (no hablo de párrafos reflexivos, históricos o ensayísticos dentro de las novelas) de ellos con el de Hugo se me parecen lo que un huevo a una lechuga. Y no me parece moral quitar esas partes de la obra, por respeto al autor, pero me parece muy lícito saltárselas si algún lector así lo considera. Es como cuando se pide un chuletón de buey: hay quien se come el músculo exclusivamente y quien traga también la grasa y rechupetea el hueso hasta dejarlo mondo y lirondo. La opción queda a gusto del consumidor.
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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 27 Abr 2019 11:06 "Tholomyès era el estudiante veterano; era rico; tenía cuatro mil francos de renta, escándalo de esplendidez en la montaña de Santa Genoveva; Tholomyès era un vividor de treinta años, mal conservado. Tenía ya arrugas, había perdido los dientes y le principiaba una calvicie, de que decía él mismo sin tristeza; entradas a los treinta, rodilla a los cuarenta. Digería mal y tenía un ojo lacrimoso."
Pues no lo sé, jilguero. Supongo que da a entender que en la época no era extraño que un hombre a los 30 años comenzase su alopecia y que a los 40 años principiase a sentir el peso de los años.
Me he ido al original, pensando que fuera un juego de palabras en francés, pero no: "Crâne à trente ans, genou à quarante"

Pero entonces he puesto la frase original de Víctor Hugo y me ha salido una página de Argot francés de 1827 a 1907 donde aparece lo siguiente:
Genou
Tête chauve.
"Il ébauchait une calvitie dont il disait lui-même sans tristesse : Crâne à trente ans, genou à quarante." (Victor Hugo).

Es decir, que rodilla se usaba entonces con sinónimo de cabeza calva y pone como ejemplo justo la frase de V.H. Por tanto, la traducción debería haber sido: "Entradas a los treinta, calvo a los cuarenta".

Misterio resuelto.


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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 27 Abr 2019 14:22"Entradas a los treinta, calvo a los cuarenta". Misterio resuelto.[/color]
Pues muy ilustrativo. Nada más mondo y lirondo que una rodilla. Gracias, jilguero.
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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por jilguero »


Pues no sé si el autor buscaba sacarle la sonrisa al lector, pero desde luego a mi me la saca. No sé si era su intención, o bien tiene que ver con el tiempo transcurrido, pero no puedo evitar, por mucha tragedia que nos cuente, leerlo en clave de humor cuando dice cosas como:
…no os caséis; el matrimonio es un injerto; coge bien o mal; huid de este riesgo.
[…]
La señora Victurnien tenía cincuenta y seis años y forraba la máscara de la fealdad con la máscara de la vejez. Voz temblorosa y espíritu irregular. Aquella mujer había sido joven, cosa sorprendente.
[…]
Era flaca, seca, áspera, puntiaguda, espinosa, casi ponzoñosa; siempre acordándose de su fraile, del que había enviudado, y que la había domado y plegado mucho. Era una ortiga en que se advertía el roce del hábito frailuno.
[…]
En estos pormenores, el lector encontrará dos o tres circunstancias inverosímiles, que conservamos por respeto a la verdad.
La transformación de un boyero en un carmelita no es nada sorprendente; se pasa de una profesión a otra sin trabajo; el fondo común de ignorancia de la aldea y del claustro es una preparación adecuada, y pone a un mismo nivel al campesino y al fraile. Un poco más de amplitud al capote de monte, y resulta ya un hábito.


Y esta contraposición de bondad versus justicia me ha dado que pensar, tal como me pasó con la de que el exceso de bondad podría ir en detrimento del avance. Él lo dice como crítica social, y los ejemplos hoy en día están bastante superados, creo yo, pero tal vez no tenga razón Javert al afirmar que no sería posible organizar la sociedad en función de la bondad, dados lso mimbres de la naturaleza humana, sino que es necesario hacerlo basándose en la justicia:
La bondad que consiste en dar razón a la mujer pública contra el ciudadano, al agente de policía contra el alcalde, al inferior contra el superior, es lo que yo llamo mala bondad. Con esta bondad, la sociedad se desorganiza. ¡Dios mío! ¡Cuán fácil es ser bueno; pero cuán difícil es ser justo!

En fin, que el balance global, ya a punto de leer el último capítulo de Fantine ,es muy positivo.


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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: 27 Abr 2019 23:07Pues no sé si el autor buscaba sacarle la sonrisa al lector, pero desde luego a mi me la saca.
Victor Hugo debía tener alguna herencia genotípica gallega porque hilaba con fina ironía ciertos párrafos, cierto.
jilguero escribió: 27 Abr 2019 23:07... tal vez no tenga razón Javert al afirmar que no sería posible organizar la sociedad en función de la bondad, dados lso mimbres de la naturaleza humana, sino que es necesario hacerlo basándose en la justicia...
Yo coincido con el inspector de policía, jilguero. Una sociedad necesita de normas para funcionar; el cumplimiento o no de esas normas queda en manos de la justicia, aunque sea una justicia en minúscula.

Celebro que estés disfrutando, que lo estéis todos los que estáis comentando, de la novela. Y respecto a la buena prosa del francés, mirad lo que decía el propio autor:

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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió: 28 Abr 2019 09:44 Victor Hugo debía tener alguna herencia genotípica gallega porque hilaba con fina ironía ciertos párrafos, cierto.
De hecho, ayer, leyendo la descripción de la señora Victurnien o de las dos sores, pensé en don Gonzalo, en sus descripciones de Las Tres Hermanas Funestas en La isla de los Jacintos.

Y también pensé en él cuando leí este magnífico alegato a favor de las ortigas, acordándome de la que monta don Gonzalo con las lampreas en La saga/fuga :
Un día, viendo a la gente muy ocupada en arrancar ortigas, miró aquel montón de plantas desarraigadas y ya secas y dijo:
—Están muertas. Sin embargo, serían buenas si se supieran utilizar. Cuando la ortiga es nueva, su hoja es una excelente legumbre; cuando envejece, tiene filamentos y fibras como el cáñamo y el lino. La tela de ortiga sería tan buena como la tela de cáñamo. Picada, la ortiga es buena para las aves; molida, es buena para los animales de cuernos. La semilla de la ortiga, mezclada con el forraje, da lustre al pelo de los animales; su raíz, mezclada con sal, produce un hermoso color amarillo. Por lo demás, es un excelente heno que se puede segar dos veces. ¿Y qué necesita la ortiga? Poca tierra, ningún cuidado, ni cultivo alguno. La semilla cae conforme va madurando, y es difícil de recoger, pero no más. Con poco trabajo, la ortiga sería útil; se la desprecia, y es dañina. Entonces se la mata. ¡Cuántos hombres se asemejan a la ortiga! —Tras un silencio añadió—: Amigos míos, recordad esto: no hay ni malas hierbas ni malos hombres. No hay más que malos cultivadores
.


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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por ratonB »

En la cuarta parte de nuevo una magistral lección de historia para ambientar la novela. Imposible no acordarse de La libertad guiando al pueblo, de Delacroix. Igual este cuadro inspiró a Victor Hugo, yo creo que debió de conocerlo a la vista de las fechas en que escribió Los Miserables. Aunque representa una escena de la revolución de 1830 y los episodios que desarrolla Victor Hugo al final de este volumen pertenecen a la insurrección republicana de 1832.

Imagen

Una revolución cada dos por tres, qué estrés. Hay que ver los franceses que dados han sido a levantar adoquines a las primeras de cambio. Y lo siguen siendo: sólo hay que ver el telediario. En una novela de Umberto Eco leí que durante el imperio de Napoleón III, a mediados del XIX, remodelaron París construyendo amplias avenidas y parques para así poder controlar mejor este furor revolucionario.
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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por klatubaradaniktó »

Sigo en el Libro Segundo.

Cosette y su valedor Jean están huyendo... Sienpre huyendo... de una casa a un puente, de un puente a una azotea... Es un no vivir. Algo no me cuadra... y ahora he descubierto por qué no me cuadra... Es desproporcionado lo que le pasa a Jean/Magdalena... Si su crimen iniciario es haberle robado a un niño una meneda en el campo abierto hace un porrón de años... ¿Es necesario que purgue con una pena tan grave? ¿Realmente la ley francesa condenaba de esa manera los delitos que hoy se ven como 'menores'? De hecho, es de lo único que se le puede acusar porque de todo lo otro ya había pagado durante diecinueve años... Claro, ahora se ha escapado, pero... ¿no lo daban por ahogado?

- Vamos a ver si lo ves claro, klatu. Estas preguntas son ociosas. No tienen sentido. No has de buscar en la realidad para entender la ficción... - Pero, ¿no estamos en el realismo? - No todavía... - ¿Entonces? ¿Es realista o no es realista? - Es que no es tan sencillo... es un proceso... - Pero, ¿Es justo lo que le hacen a Jean o no? - No sé, klatu. Pero eso no es lo importante... - ¿Y qué es lo importante? - ¡Ay! ¡Ojalá lo supiéramos!

Voy a ver si pescan a los fugitivos o no...

Ánimo

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Última edición por klatubaradaniktó el 17 May 2019 20:47, editado 1 vez en total.
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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por Gretogarbo »

klatubaradaniktó escribió: 30 Abr 2019 14:06... de lo único que se le puede acusar porque de todo lo otro ya había pagado durante diecinueve años...
Quizás, precisamente por eso. Los exconvictos quedaban señalados de por vida, literalmente hablando. De hecho, portaban un pasaporte amarillo, que era su identificación, y, a mayores, estaban marcados con la flor de lis que los delataba eternamente (en un fragmento, al que no has llegado, se dice:... la marca de la flor de lis de un ladrón). Es lo que se me ocurre decir, por lo leído en la novela y lo curioseado por la red.
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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por klatubaradaniktó »

La huida de los protagonista actuales nos ha llevado a un convento...

Parada y fonda... ¿Sabíais lo que era un convento? ¿Os interesa una descripción detallada de un convento pormenorizando sus medidas, anchura, altura y profundidad? ¿Os apetece leer una visión onírica, pero totalmente realista, de las actividades de un convento por alguien que no sabe que está en un convento?
Si decís que sí... adelante... Ahora toca filosofía... ¿Necesita el hombre (y la mujer) un convento? ¿Para qué sirve un convento? ¿es necesaria la existencia de conventos en pleno siglo XIX? Va, no os durmáis... esto ya es realismo casi, casi puro... solo falta que se nos describan las braguitas de Cosette, y si lleva o no... KLATU, calla!!

Que ya estoy acabando el Segundo Libro: Cosette y, en contra de lo que podáis pensar, me lo paso muy bien... Ahora me estoy imaginando una historia de sarcófagos que van y vienen, ¿a que sí? Y de enterramientos clandestinos... ¡a que sí?

- Pero, ¿quién se ha muerto?

- No me lo dejan decir... cosas de los Spi... spui... spoi... ¡la leche! ¡que no hay pesadilla mayor! Cagüen-la.

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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por ratonB »

klatubaradaniktó escribió: 02 May 2019 17:40
Si decís que sí... adelante... Ahora toca filosofía... ¿Necesita el hombre (y la mujer) un convento? ¿Para qué sirve un convento? ¿es necesaria la existencia de conventos en pleno siglo XIX? Va, no os durmáis... esto ya es realismo casi, casi puro... solo falta que se nos describan las braguitas de Cosette, y si lleva o no... KLATU, calla!!
:lol: No te preocupes, que todo se andará

Yo lo acabé ayer. Ya comentaré algún detalle, si no se me olvida. Ha sido uno de los libros que más recuerdo haber disfrutado, del s. XIX el que más
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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por Gretogarbo »

klatubaradaniktó escribió: 02 May 2019 17:40... solo falta que se nos describan las braguitas de Cosette, y si lleva o no...
¡Uy, ni hablar! Cosette es virgen y Victor Hugo tenía esta opinión sobre las doncellas.

ratonB escribió: 03 May 2019 13:03Yo lo acabé ayer.
A mí me falta poco. Estoy, con Gavroche, dentro de la barricada de la calle de Chanvrerie, finalizando el Libro primero. La guerra dentro de cuatro paredes de la Quinta parte. Juan Valjean (página 1058/1262 (84%)). No sé si opinas igual, aunque tú estás leyendo otra traducción, pero he notado un cambio en la narración de esta última parte, con expresiones... no sé cómo decirlo... menos naturales, más forzadas, como si el traductor (o el autor) tuviese prisa en acabar.
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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por jilguero »


Voy a hacer un comentario largo, pero que posiblemente sea también el último o el penúltimo, para no cansar, y porque en este voy a abordar los distintos aspectos que me resultan llamativos de Los miserables.

En el inicio de la segunda parte (Cossette) tras leer con agrado la descripción de Hugomont, la digresión de la batalla de Waterloo se me ha hecho muy cuesta arriba y que me perdone el autor por haberlo leído a salto de mata. Pero, en cambio, el libro sexto, con esa orden, inventada según nos aclara la traductora (Aurora Alemany), de bernardinas-benedictinas de la callejuela Picpus, me ha fascinado. Me ha recordado, en cierto modo, a Las crónicas de Bustos Domecq (Borges+Bioy Casares), o a La literatura Nazis en Europa de Bolaño, por esa manera tan magistral en que se entremezcla ficción y realidad, de menera que no sabe uno qué es verdad y qué invención. Ya solo por toparme con esta parte me hubiera merecido la pena leer el libro. He disfrutado con la meticulosa descripción de los rituales y la ambientación en general:
Iban vestidas de negro con una pechera que, según la prescripción expresa de san Benito, llegaba hasta la barbilla. Una túnica de sarga de manga ancha, un gran velo de lana, la pechera que cubría hasta la barbilla y la toca que bajaba hasta los ojos, cortada en cuadro sobre el pecho, componían su hábito. ”
Las religiosas de esta regla hacen vigilia todo el año, ayunan toda la Cuaresma y otros muchos días especiales, se levantan en el primer sueño, desde la una hasta las tres, para leer el breviario y cantar maitines, se acuestan entre sábanas de sarga en todas las estaciones, y sobre paja, no toman baños ni encienden jamás el fuego, se disciplinan todos los viernes, observan la regla del silencio, no se hablan más que en las horas de recreo, que son muy cortas, y llevan camisas de buriel seis meses, desde el 14 de septiembre, que es la exaltación de la Santa Cruz, hasta la Pascua. Estos seis meses, son una gracia; la regla dice que todo el año, pero estas camisas de buriel, insoportables en el calor del estío, producen fiebres y espasmos nerviosos, y fue preciso limitar su uso.”

Por otro lado, hay momento buenísimos en los que quedan en evidencia la retranca de Victor Hugo**, como el diálogo en bucle del jardinero con la priora, en que se hablan con medias palabras y se atascan con lo de que en el coro debía entrar algún hombre “con más frecuencia”; y de no ser gracias a que dan las nueve y la priora se ve obligada a decir la retaila de “a las nueva de la mañana, y a todas las horas, alabado sea el Santísimo Sacramento”, no hubieran podido salir del bucle (por cierto, ese jardín-melonar con el jardinero con una rodillera con esquila avisadora también buenísimo).
O cuando se nos dice de las religiosas:
Cuando se las ve, no se ve más que su boca.
Todas tienen los dientes amarillos, porque en el convento nunca ha entrado un cepillo de dientes. Limpiarse los dientes es el primer escalón de una escalera que lleva la perdición del alma.


Los otros dos libros conventuales también han sido muy de mi agrado. Y muy ágil V.H. cuando él mismo se hace de abogado del diablo y lleva al lector a pensar una cosa y la contraría, a ver la vida conventual como algo abominable y, al instante siguiente, como algo sublime. Y estupendo ese paralelismo entre la prisión y el convento: “Y en estos dos lugares tan semejantes y tan distintos, estas dos especies de seres diferente cumplen una misma cosa: la expiación.”

Y el agrado con el que he leído esta digresión conventual me ha permitido apreciar el valor de estos "incisos masivos" de Victor Hugo, si bien sigo defendiendo que no es mala opción la lectura en diagonal cuando la temática no sean de grado del lector. Tal como me ha pasado más adelante, ya en la parte de Marius, en que he vuelto a hacer uso de la lectura diagonal. Aunque no puedo negar su interés, las digresiones históricas/políticas que requieren una erudición que no tengo me cansan. Para sacarle provecho tendría que estar buscando información adicional de continuo y su lectura acabaría siendo casi como leer una enciclopedia: bien por Victor Hugo que tenía tan vastos conocimientos para escribir esos ensayos, mal por el pájaro que no alcanza siempre a disfrutarlos.

En cambio, cuando describe personajes, disfruto como un gorrión en un charco. Al margen de Monseñor Myriel y su dos acompañantes que ya comenté, me ha encantado la descripción de Pontmercy, y por supuesto la del señor Mabeuf y la de su criada, la Plutarco***. Es tan bueno creando personajes que, después de un par de páginas en compañía de uno de ellos, se tiene la sensación de conocerlo de toda la vida. Algunos brochazos, a modo de ejemplo, del señor Mabeuf:
La opinión política del señor Mabeuf consistía en amar apasionadamente las plantas y, sobre todo, los libros. Tenía, como todo el mundo, su terminación en «ista», sin la cual no hubiera podido vivir en aquel tiempo, pero no era ni realista ni bonapartista, ni cartista, ni orleanista, ni anarquista; era librista.
No comprendía que los hombres no tuviesen otra ocupación que odiarse por necedades como la carta, la democracia, la legitimidad, la monarquía, la república, etc., cuando había en el mundo tantas clases de musgos, de hierbas y de arbustos que podían contemplar y montones de libros infolio y aun en treinta y dos que podían hojear. Se cuidaba mucho de no ser inútil; el tener libros no le impedía leer, y el ser botánico no le impedía ser jardinero […] Su sueño dorado era aclimatar el añil en Francia. […]El día que entró en esta nueva vivienda estuvo muy contento, y clavó él mismo los clavos para colgar los grabados y los herbarios, cavó en el jardín durante el resto del día, y por la noche, al ver que la Plutarco tenía el aspecto triste y pensativo, le dio un golpecito en el hombro y le dijo, sonriendo: «¡Ya tenemos añil!»”.

Y también me parece tela de ocurrente con las definiciones/metáforas/aforismos, como…:
La señorita Vaubois, perfecta en su género, era el armiño de la estupidez, sin una sola mancha de inteligencia.”

Es escepticismo, esa caries seca de la inteligencia

Nada resulta tan estúpido como vencer; la verdadera gloria es convencer.”

El alma ayuda al cuerpo y en ciertos momentos le sirve de apoyo. Es el único pájaro que sostiene su jaula”.

"El pensamiento es la labor de la inteligencia, el ensueño lo es de la voluptuosidad. Reemplazar el pensamiento por el ensueño es confundir un veneno con un alimento."

"Las casas reales se parecen a esas higueras de la India en las que cada rama, doblándose hasta la tierra, echa raíces en ella y se convierte en una higuera. Cada rama se puede convertir en una dinastía. Con la única condición de doblarse hasta el pueblo."

Resumiendo: leído el 60%, tengo que decir que no esperaba tanto de esta novela-ensayo. Cierto es que la historia vertebradora está construida con personajes exagerados, incluso arquetípicos, diría yo, que es lo que le da ese cierto aire de folletín, que comentaba alguien. Pero al mismo tiempo eso le hace envejecer muy bien, le da actualidad, porque se ocupa de problemas que son universales, comunes a las distintas generaciones de la especie humana. A parte de eso, tiene una prosa ágil, es buenísimo creando/describiendo personajes, tiene mucha retranca, es muy ocurrente haciendo comparaciones/creando metáforas y su dialéctica es apabullante, toreando al lector como le viene en gana. :chino:

Pie de página:
** Greto, efectivamente, deberías rebuscar en la red a ver si averiguas si este hombre tenía algo de sangre gallega: en la parte conventual me ha recordado mucho a don Gonzalo en el pasaje Ritual Iniciático de las Palanganatas, en La Saga/fuga.

*** Adenda musical:
Su sirvienta era, también ella, una variedad de la inocencia. La pobre mujer era virgen. Sultán, su gato, que hubiera podido maullar el Miserere de Allegri en la capilla Sixtina, había llenado su corazón, y bastaba a la cantidad de pasión que había en ella. Ninguno de sus pensamientos había llegado al hombre. No había podido ir nunca más allá de su gato. Como éste, tenía bigotes. Su gloria estaba en sus cofias, siempre blancas. Empleaba el tiempo, los domingos, después de misa, en contar la ropa blanca de su baúl y en extender sobre su cama vestidos en pieza que compraba y nunca se hacía. Sabía leer. El señor Mabeuf la llamaba la señora Plutarco.


Enlace


PD: me están entrando unas ganas locas de ir a París y tratar de visitar lo que queda del París de Los miserables. Tengo pendiente el de Maigret, así que igual me hago algún día un combinado :cunao:.


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klatubaradaniktó
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Re: Los miserables - Víctor Hugo

Mensaje por klatubaradaniktó »

Me dejáis obnubilada con algunos (¿todos?) los comentarios que hacéis... y creo que aprendo mucho leyéndoos.

Yo , como sabéis, voy muy atrás. De hecho, vengo a escribir este mensaje únicamente para dar cuenta de que llegué - ¡por fin! - al final del Libro Segundo: Cosette... y que voy a tomar aire, ahora que las cosas están calmadas y cada mochuelo en su nido. Por lo visto (entreleído) van a pasar años hasta que se vuelva a disparar el relato en el Libro Tercero: Marius.
Aprovecharé para acabar algunos otros libros que quedan por ahí pendientes, y en unos díítas vuelvo por aquí (espero que antes de lo previsto...)

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