Sortilegio - Pearl S. Buck
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Sortilegio - Pearl S. Buck
Seguimos descubriendo o releyendo, según el caso, a esta autora. Este cuento también forma parte del libro Con cierto aire delicado.
Podéis comentar, ya sabéis, a partir de mañana viernes.
¡Feliz puente a todos!
Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
Muy buen relato.
La verdad es que hasta la mitad no me esperaba en absoluto que la auténtica protagonista fuera la esposa. Es ella la que despliega ese encanto, ese sortilegio, que hace que la belleza no sea importante. El problema es que eso hace que no sea ella misma, que esté en el armario, no en el sentido LGTB sino figurado, que esté en un permanente conficto en el que siempre está actuando para los demás, especialmente para su marido, en una obra de teatro real que no tiene fin, lo que le lleva a ese conflicto consigo misma, que hace que la máscara caiga y el marido vea su fealdad.
Todo esto sin contar con que el relato parte de la base de que la mujer debe ser la abnegada esposa y que ella consigue esa única meta a través de la máscara. Ahora plantearíamos otras cuestiones diferentes, pero si lo vemos con los ojos de la época el relato está muy bien.
La verdad es que hasta la mitad no me esperaba en absoluto que la auténtica protagonista fuera la esposa. Es ella la que despliega ese encanto, ese sortilegio, que hace que la belleza no sea importante. El problema es que eso hace que no sea ella misma, que esté en el armario, no en el sentido LGTB sino figurado, que esté en un permanente conficto en el que siempre está actuando para los demás, especialmente para su marido, en una obra de teatro real que no tiene fin, lo que le lleva a ese conflicto consigo misma, que hace que la máscara caiga y el marido vea su fealdad.
Todo esto sin contar con que el relato parte de la base de que la mujer debe ser la abnegada esposa y que ella consigue esa única meta a través de la máscara. Ahora plantearíamos otras cuestiones diferentes, pero si lo vemos con los ojos de la época el relato está muy bien.
Bajo tierra seca de César Pérez Gellida.
Recuento libros leídos 2024
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
Un cuento sencillo de la señora Perla S. Buck, como castellanizaron Borges y Bioy Casares con poco acierto. Sencillo porque toca un único tema y lo hace yendo a él ab ovo, a la antigua usanza, sin jeribeques literarios. Un método de escribir muy sencillo, con un narrador que entra en las mentes de los personajes pero que a la vez parece estar ausente de la fábula, o al menos no contamina lo que nos dice de ellos, o si lo hace (que lo hace) sale sin dejar rastro.
Es el narrador quien cataloga a la viajera de mujer muy bella, cuando la belleza es algo subjetivo. Pero no nos deja pie a la duda: la belleza de la viajera es de una perfección completa y punto. Era bella a los ojos de los dos protagonistas. Sin embargo no nos dice que en el tren alguien reparara en ella. Sólo nos dice que lo hacen los viajeros que esperan el próximo tren, curiosamente en una estación rural que por prudencia debería estar en penumbra, pues aún hay luz en el atardecer y están en un país en guerra, con lo que las luces de la estación (supongo) estarían apagadas por los dos motivos que todos sabemos.
Me llama la atención que diga que llegan a una estación (no un apeadero) y que el vagón del que se bajan no haya quedado dentro del andén, propiciando la escena del abrazo involuntario; muy hábil ha estado "la señora Perla" con esa treta. Por mi maleta de lecturas tiendo a creer que la red ferroviaria en Inglaterra es más eficiente y más tupida que la nuestra, y que estos fallos no se daban.
Pelillos a la mar… que nos ha dejado la mejor escena del cuento.
Una vez más se demuestra que la escritura sencilla sigue gozando de atractivo entre los lectocuentistas del siglo XXI; y eso que este cuento ya tiene sus años.
Por otro lado, me temo que se saboree con deleite el cuento por ser añejo, y que por el mismo motivo se le disculpen otras faltas que acusamos en los cuentos de hoy en día (carece —deliciosamente— de ritmo, tan presente como importante en los cuentos actuales).
Y a esto quería llegar. Vemos que los autores de hoy día (el año pasado se leyeron aquí cuentos de cuentistas contemporáneos) se "esguinzan" en su escritura tratando de parecer no sé si originales no sé si diferentes a todo lo anterior.
Aquí hay un cuento sencillo, contado a la antigua, que gusta a todos (a muchos, a la mayoría, a casi todos). Pero es que, como decía en el párrafo anterior, quizá seamos capaces de disculpar en un cuento que tendrá setenta u ochenta años lo que no perdonaríamos en un autor actual.
No aceptaríamos este cuento si saliera de las teclas de un coetáneo nuestro. Y quizá sea justo que así lo exijamos. Los estilos periclitan, que dijo aquel sabio.
El tema tratado se me antoja que tocó de cerca a la autora aunque por el envés, pues era una belleza en su juventud y en su madurez, y lo siguió siendo en la senectud. Y aunque ya he dicho que la belleza es algo subjetivo, Pearl S. Buck era muy guapa y eso tampoco admite discusión, aunque laaguja es más torpe para convencer al lector que el narrador de este cuento escrito por una autora Nobel.
Me ha sorprendido que la narración aborde el tema principal partiendo tangencialmente de la historia que comienza a contarnos. Se me ocurre el símil del prestidigitador, que cuando termina de estirar la mano que nos muestra, en la otra aparece un objeto que no sabemos de dónde ha salido.
Al menos yo he seguido una pista falsa y de ahí mi grata sorpresa. Otro acierto de la autora en este cuento intemporal en su tratamiento, que no en su puesta en escena.
Es el narrador quien cataloga a la viajera de mujer muy bella, cuando la belleza es algo subjetivo. Pero no nos deja pie a la duda: la belleza de la viajera es de una perfección completa y punto. Era bella a los ojos de los dos protagonistas. Sin embargo no nos dice que en el tren alguien reparara en ella. Sólo nos dice que lo hacen los viajeros que esperan el próximo tren, curiosamente en una estación rural que por prudencia debería estar en penumbra, pues aún hay luz en el atardecer y están en un país en guerra, con lo que las luces de la estación (supongo) estarían apagadas por los dos motivos que todos sabemos.
Me llama la atención que diga que llegan a una estación (no un apeadero) y que el vagón del que se bajan no haya quedado dentro del andén, propiciando la escena del abrazo involuntario; muy hábil ha estado "la señora Perla" con esa treta. Por mi maleta de lecturas tiendo a creer que la red ferroviaria en Inglaterra es más eficiente y más tupida que la nuestra, y que estos fallos no se daban.
Pelillos a la mar… que nos ha dejado la mejor escena del cuento.
Una vez más se demuestra que la escritura sencilla sigue gozando de atractivo entre los lectocuentistas del siglo XXI; y eso que este cuento ya tiene sus años.
Por otro lado, me temo que se saboree con deleite el cuento por ser añejo, y que por el mismo motivo se le disculpen otras faltas que acusamos en los cuentos de hoy en día (carece —deliciosamente— de ritmo, tan presente como importante en los cuentos actuales).
Y a esto quería llegar. Vemos que los autores de hoy día (el año pasado se leyeron aquí cuentos de cuentistas contemporáneos) se "esguinzan" en su escritura tratando de parecer no sé si originales no sé si diferentes a todo lo anterior.
Aquí hay un cuento sencillo, contado a la antigua, que gusta a todos (a muchos, a la mayoría, a casi todos). Pero es que, como decía en el párrafo anterior, quizá seamos capaces de disculpar en un cuento que tendrá setenta u ochenta años lo que no perdonaríamos en un autor actual.
No aceptaríamos este cuento si saliera de las teclas de un coetáneo nuestro. Y quizá sea justo que así lo exijamos. Los estilos periclitan, que dijo aquel sabio.
El tema tratado se me antoja que tocó de cerca a la autora aunque por el envés, pues era una belleza en su juventud y en su madurez, y lo siguió siendo en la senectud. Y aunque ya he dicho que la belleza es algo subjetivo, Pearl S. Buck era muy guapa y eso tampoco admite discusión, aunque laaguja es más torpe para convencer al lector que el narrador de este cuento escrito por una autora Nobel.
Me ha sorprendido que la narración aborde el tema principal partiendo tangencialmente de la historia que comienza a contarnos. Se me ocurre el símil del prestidigitador, que cuando termina de estirar la mano que nos muestra, en la otra aparece un objeto que no sabemos de dónde ha salido.
Al menos yo he seguido una pista falsa y de ahí mi grata sorpresa. Otro acierto de la autora en este cuento intemporal en su tratamiento, que no en su puesta en escena.
Te da miedo decirle a tus amigos que lees cuentos…
No quieres que crean que lees literatura para niños.
Y te parece más adulto decir que lees relatos.
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
¿Qué me está pasando? Las cavilaciones de Juan Mute
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
Muy agradable de leer y con su pizquita de intriga y de sorpresa: un ejemplo de esos textos que se leen siempre con gusto.
La conducta de la esposa es muy realista. Recuerdo que en el colegio me llamaba la atención lo simpática que era la compañera más "fea" de la clase y lo poco que parecía importarle su fealdad. Y también como ese trato agradable hacia que las demás tampoco nos fijáramos en en su físico. Con el tiempo he aprendido hasta que punto socialmente se tienden a suplir los "fallos" cultivando características que puedan agradar a los demás.
La conducta de la esposa es muy realista. Recuerdo que en el colegio me llamaba la atención lo simpática que era la compañera más "fea" de la clase y lo poco que parecía importarle su fealdad. Y también como ese trato agradable hacia que las demás tampoco nos fijáramos en en su físico. Con el tiempo he aprendido hasta que punto socialmente se tienden a suplir los "fallos" cultivando características que puedan agradar a los demás.
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
Qué triste sensación me deja el relato y qué triste lo que comentas de tu compañera, jilguero.jilguero escribió: ↑12 Oct 2020 18:17 Muy agradable de leer y con su pizquita de intriga y de sorpresa: un ejemplo de esos textos que se leen siempre con gusto.
La conducta de la esposa es muy realista. Recuerdo que en el colegio me llamaba la atención lo simpática que era la compañera más "fea" de la clase y lo poco que parecía importarle su fealdad. Y también como ese trato agradable hacia que las demás tampoco nos fijáramos en en su físico. Con el tiempo he aprendido hasta que punto socialmente se tienden a suplir los "fallos" cultivando características que puedan agradar a los demás.
Así como la diferencia, la fealdad resulta ser otro atributo de discriminación. El cuento me pareció maestro, la situación que plantea, cómo la plantea y el final, con una simulación sostenida toda la vida, es desgarrador y te deja reflexionando.
Me he esforzado por nunca interesarme por alguien por su belleza, si bien tengo mal aprendida una primera impresión que es casi un reflejo, trato de ir más allá, porque situaciones como las del cuento, me parecen del todo desoladoras. No considero que yo misma sea una belleza, pero ciertamente es el atributo que menos trato de destacar, por lo mismo. Porque, para empezar, me gustaría que ese filtro no existiera, que hubiera algo que nos permitiera ver a las personas sin sentimientos sobre su aspecto. Me hizo recordar un cuento que leímos hace años... No recuerdo el nombre pero a mí sí me gustaría que el mundo fuera como en ese cuento.
Dicho todo lo anterior, el relato tiene un quiebre o tal vez sólo una interrogante que no pude dilucidar.
¿Cómo es que el amante la esperaba justo en esa estación, si parecía que estaba dispuesta a bajarse en cualquiera? No creo que le haya avisado con un mensaje de texto. Ahora pienso que tal vez él conducía junto al tren y observó cuando ella se bajaba. Pero desconozco si eso era posible. |
.. la justa discriminación entre lo que es necesario, lo que no es necesario ni destructivo, y lo que es destructivo — Ursula K. Le Guin
El mito de Sísifo / Matilda
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
Enhorabuena por partida doble. Has dado con un anacoluto y tú misma has sabido explicarlo. Pero una vez descubierto, me da que a la autora también se le había pasado. Y a todos los que lo han leído durante estos 75 años antes de nosotros, a quienes también se nos había pasado.clachalote escribió: ↑18 Oct 2020 02:04 Dicho todo lo anterior, el relato tiene un quiebre o tal vez sólo una interrogante que no pude dilucidar.
¿Cómo es que el amante la esperaba justo en esa estación, si parecía que estaba dispuesta a bajarse en cualquiera? No creo que le haya avisado con un mensaje de texto. Ahora pienso que tal vez él conducía junto al tren y observó cuando ella se bajaba. Pero desconozco si eso era posible.
Has dado con una posible explicación pero que no creo que sirva. Podría ser que el amante se adelantara al tren y esperara en cada estación, y una vez que ve que no se ha bajado, emprenda otra carrera hasta la próxima estación. Pero se me antoja una explicación más sencilla que simplemente es un anacoluto de una premio Nobel. Repito, mi enhorabuena.
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
Quizás porque yo no le doy mayor importancia al físico, entre otras cosas porque no es fruto del esfuerzo de la persona, me parece más duro ser torpe que feo o inculto que feo.clachalote escribió: ↑18 Oct 2020 02:04 No considero que yo misma sea una belleza, pero ciertamente es el atributo que menos trato de destacar, por lo mismo. Porque, para empezar, me gustaría que ese filtro no existiera, que hubiera algo que nos permitiera ver a las personas sin sentimientos sobre su aspecto
Y creo que cada cual tiene su talón de Aquiles, físico o intelectual, sea real o no, que procura compensar para ser aceptado por lo demás, o bien toma por el camino de la misantropía, que es una solución extrema .
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
Comparto que lo físico es lo menos importante, nunca entendí los prototipos de hombre por ejemplo (todo músculo no me dice nada) y si bien tengo un reflejo aprendido, que reconozco, trato de pasar de eso. De hecho, ni siquiera uso a menudo la palabra fea o feo, a menos que quiera referirme a algo del carácter. No me siento cómoda tratando a alguien de feo o fea físicamente, porque como decía trato de dejar ese parámetro de lado, como si no fuera un parámetro en primer lugar. Por otro lado, tampoco busco juzgar por lo culto ni torpe. Cada une tiene distintas realidades y trato de valorar eso, de absorber lo que otra persona tiene para entregar por la experiencia de vida que ha tenido.jilguero escribió: ↑18 Oct 2020 13:46Quizás porque yo no le doy mayor importancia al físico, entre otras cosas porque no es fruto del esfuerzo de la persona, me parece más duro ser torpe que feo o inculto que feo.clachalote escribió: ↑18 Oct 2020 02:04 No considero que yo misma sea una belleza, pero ciertamente es el atributo que menos trato de destacar, por lo mismo. Porque, para empezar, me gustaría que ese filtro no existiera, que hubiera algo que nos permitiera ver a las personas sin sentimientos sobre su aspecto
Y creo que cada cual tiene su talón de Aquiles, físico o intelectual, sea real o no, que procura compensar para ser aceptado por lo demás, o bien toma por el camino de la misantropía, que es una solución extrema .
Y la misantropía es algo interesante, para mí al menos, me considero bastante ermitaña
Ah, y el cuento que olvidé antes era ¿Te gusta lo que ves? de Ted Chiang.
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
No se trata de juzgar, yo pensaba más bien en cómo se debe sentir a quien le cuesta enterarse de lo que están diciendo los demás o le cuesta argumentar para expresar lo que piensa o siente, eso lo veo muy duro proque genera cierta incomunicación. Personalmente creo que eso es más duro que no sentirte muy agraciado físicamente porque la experiencia pronto te enseña que hay otras muchas cosas en las que se fijan los demás.clachalote escribió: ↑19 Oct 2020 00:11 Por otro lado, tampoco busco juzgar por lo culto ni torpe. Cada une tiene distintas realidades y trato de valorar eso, de absorber lo que otra persona tiene para entregar por la experiencia de vida que ha tenido.
Mi memoria debe estar fatal, no caigo ahora en quién es Ted Chiang ni que tiene qué ver con el relato .clachalote escribió: ↑19 Oct 2020 00:11 Ah, y el cuento que olvidé antes era ¿Te gusta lo que ves? de Ted Chiang.
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
Ya entiendo lo que dices, jilguero, gracias por tu comentario =)jilguero escribió: ↑20 Oct 2020 10:57No se trata de juzgar, yo pensaba más bien en cómo se debe sentir a quien le cuesta enterarse de lo que están diciendo los demás o le cuesta argumentar para expresar lo que piensa o siente, eso lo veo muy duro proque genera cierta incomunicación. Personalmente creo que eso es más duro que no sentirte muy agraciado físicamente porque la experiencia pronto te enseña que hay otras muchas cosas en las que se fijan los demás.clachalote escribió: ↑19 Oct 2020 00:11 Por otro lado, tampoco busco juzgar por lo culto ni torpe. Cada une tiene distintas realidades y trato de valorar eso, de absorber lo que otra persona tiene para entregar por la experiencia de vida que ha tenido.Mi memoria debe estar fatal, no caigo ahora en quién es Ted Chiang ni que tiene qué ver con el relato .clachalote escribió: ↑19 Oct 2020 00:11 Ah, y el cuento que olvidé antes era ¿Te gusta lo que ves? de Ted Chiang.
Respecto a Ted Chiang, perdón, me refería a un cuento que leímos el 2013, que es una especie de documental sobre una nueva tecnología que te impide ver a las personas por su aspecto físico.
¿Te gusta lo que ves? (Documental)- Ted Chiang
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Re: Sortilegio - Pearl S. Buck
Veo que me gustó por mis comentarios. Pero no me acuerdo absolutamente de nada.clachalote escribió: ↑20 Oct 2020 18:32 Respecto a Ted Chiang, perdón, me refería a un cuento que leímos el 2013, que es una especie de documental sobre una nueva tecnología que te impide ver a las personas por su aspecto físico.
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