El día de hoy en un libro (II)

[emedoble]

CARTAS A SU FAMILIA
[Nueva York, ¿23 de septiembre? de 1929]
Lo más difícil del inglés no es leer sino oír, y oír es de una dificultad extrema. Muchas palabras que yo sé escritas se me pasan siempre oídas, porque nosotros decimos a y es a, pero ellos pronuncian la a de seis o siete modos, así es que es un lío. [...] De todas maneras, la dificultad está en que ellos identifiquen la palabra que uno pronuncia, cosa que, dada la especial cabeza de la raza anglosajona, es bastante peliagudo.

Federico, de Ilu Ros

[Gretogarbo]

“Lo sabía, Excelencia, lo sabía. Los vieron besarse el martes 25 de septiembre, la víspera de la partida de don Tancredi; en su jardín, cerca de la fuente. Los setos de laurel no siempre son tan espesos como se piensa. Durante un mes he esperado que su sobrino diese algún paso, y ya estaba por venir a preguntarle a Vuestra Excelencia qué intenciones abrigaba.”
El Gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa (traducción de Ricardo Pochtar)

[Gretogarbo]

Pete se obligó a mirar al otro hombre a los ojos. Tenía que acabar con esto rápido.
— Un día antes de que arrestaran a Kaufman, el día que afirmaste haberlo entrevistado, era el 27 de septiembre de 1957. La fecha… —se obligó a continuar— la fecha es mi prueba.
Sacó una hoja de papel de su bolsillo y la desdobló. Era un obituario fechado el 28 de septiembre de 1957.
— Lo encontré también en los archivos de la biblioteca.
Muertes pequeñas, de Emma Flint (traducción de Beatriz Galán Echevarría)

[emedoble]

El 28 de septiembre, Rapún acompañó a Federico en un taxi a Atocha para que cogiera el tren que lo llevaría a Barcelona, desde donde zarparía a Argentina. Antes de embarcar, Federico enviaría una postal a Rafael y este contestaría con una carta.

Federico, de Ilu Ros

[Gretogarbo]

Pete se obligó a mirar al otro hombre a los ojos. Tenía que acabar con esto rápido.
— Un día antes de que arrestaran a Kaufman, el día que afirmaste haberlo entrevistado, era el 27 de septiembre de 1957. La fecha… —se obligó a continuar— la fecha es mi prueba.
Sacó una hoja de papel de su bolsillo y la desdobló. Era un obituario fechado el 28 de septiembre de 1957.
— Lo encontré también en los archivos de la biblioteca.
Muertes pequeñas, de Emma Flint (traducción de Beatriz Galán Echevarría)

[Gretogarbo]

El verano tocó a su fin para dar paso a un otoño precoz. La cosecha se había retrasado aquel año, y pasado san Miguel algunas de nuestras tierras seguían todavía por segar.
Cumbres borrascosas, de Emily Brontë (traducción de Carmen Martín Gaite)

[Gretogarbo]

— Van a ver la cajita que rondé dieciséis años antes de llegar a obtener su posesión...
Con dedos respetuosos la toma de dentro de un estuchito y nos la presenta.
— Desde que nadie tiene el vicio asqueroso de tomar rapé, hay coleccionistas de tabaqueras... Desde que se acabó el heroísmo nacional, se coleccionan sus recuerdos...
En la tapa vense incrustados en oro tres pedacitos de madera, y grabada la siguiente inscripción: «Testimonio de hispánico valor. Carlos III. De la Estacada de Gibraltar, 30 de setiembre de 1780».
La Quimera, de Emilia Pardo Bazán

[Gretogarbo]

Y así fue como llegó el 1 de octubre, el cumpleaños de la difunta emperatriz y el día en que se celebraría la recepción con que la corte inauguraba la temporada regia. Una semana después, se estrenaría la Dánae, en la gala de la ópera. Herr Klette mandó a Sésamo con la noticia de que había llegado Amanda, y esta rogaba al Micchino que fuera a verla. Como suele suceder con los ruegos, este fue ignorado.
Canto castrato, de César Aira

[Gretogarbo]

Balneario de Mondariz, 1º de octubre de 1887
Amigo mío: ¿está V. ya de vuelta? No quise responder antes a la suya de Berlín, porque ignoraba a donde dirigirle la carta y me figuraba que andaría usted rodando por hoteles y ciudades exóticas, y que mis pobres renglones se afanarían en balde por seguir ¡el vuelo del Cisne! Pero ahora, que este debe haber regresado a su lago de costumbre, ¿se acordará de mí y leerá gustoso estas letras?
"Miquiño mío". Cartas a Galdós, de Emilia Pardo Bazán

[emedoble]

Terminóse de imprimir esta edición de Cluny Brown el 1 de octubre del 2020 en los Talleres de Gráficas Eujoa, 89 años después de que 161 votos frente a 131 instauraran el voto femenino en España. La niña Cluny ya brindaba por ello en sueños en el Ritz.

Primera edición de Cluny Brown, de Margery Sharp

[emedoble]

-Es un barco de crucero de Piolín, el de los dibujos animados.
-¿Y qué coño hace ahí?
-Simón, además de novelitas viejas, ¿tú lees la prensa alguna vez?
-Es que he estado muy ocupado. Y ya no leo. Novelas, quiero decir.
-Son polis, refuerzos que envía el Estado y vienen a controlar si lo del 1 de octubre se va de madre.
-Ya -dijo Simón, como si el 1 de octubre fuera una verbena, una fiesta popular que se suele desmadrar etílicamente, y no un referéndum convocado por los partidarios independentistas.

Simón, de Miqui Otero

[emedoble]

Simón, el día del referéndum, esa otra jornada de alboroto y gritos que prometía nuevas crisis, pensaba en la última de esas conversaciones mientras quitaba el candado de la bici para encabalgarla y avanzar por las primeras calles. Se quedó solo en las primeras, porque muy pronto descubrió furgones de policía a las puertas de su colegio. Mientras intentaba descifrar la escena, zumbaban las aspas de un helicóptero como si un gigante estuviera probando una espada a lomos de una motocicleta de discreta cilindrada. Había gritos y caceroladas y ellos enarbolaban porras y otros levantaban las manos. Hoy, 1 de octubre, se celebraba el referéndum por la independencia de Catalunya. El broche a un proceso que su padre leía como una sana rebeldía y su tío, como un golpe de Estado. El caso es que Simón intentaba ahora sortear los furgones policiales con la bici.

Simón, de Miqui Otero

[emedoble]

Años más tarde seguimos igual, solo que yo tengo un poco más de tacto, y lo tengo desde que me contó que en párvulos oyó a su maestro, don Leonidio, el que le daba con la regla los lunes, decir que su abuelo estaba en Francia exiliado porque había elegido ser «de los malos españoles». Mi padre, que era un niño, se lo creyó, y eso no hay ni argumento ni teoría que lo rebata. Pero cuando le mandé por WhatsApp el cartel de la presentación de «Disputar las banderas: los comunistas, España y las cuestiones nacionales», de Diego Díaz Alonso, me res­­pon­­dió lo siguiente:
[18:09, 1/10/2019] Aa Papa: Iris, tu bisabuelo le escribía una carta a tu abuelo, en el 75 del pasado siglo. En ella se lamentaba de estar exiliado fuera de su PATRIA. Literal. Yo la leí con 8 o 9 años y me dio un vuelco el corazón. Mi abuelo, comunista, represaliado republicano que había perdido la guerra hablando de PATRIA ¡de la española! El relato lo hacemos nosotros o lo hacen los otros. Imaginario, yo no sé, llámame escéptico. Y también eso lo dudo. El imaginario lo creáis los que sabéis escribir. A los demás se nos olvida.

Feria, de Ana Iris Simón

[Gretogarbo]

— (...) Te lo explico de una manera aproximada para que lo entiendas. El caso es que, a través de los años, al no poder medirse exactamente el paso del tiempo, se fue desajustando el calendario. Los sabios comprobaron, hace ya años, que llevábamos diez días de diferencia. Es decir, que según el sol y las estrellas, nos habíamos retrasado diez días cada cuatrocientos años. En un momento dado, la Santa Iglesia creyó que debía poner el calendario conforme, cosa que es muy adecuada para las intenciones de una religión verdadera. Y hace unos años, en 1582, Su Santidad el Papa Gregorio XIII hizo adoptar a la iglesia un nuevo sistema para concertar el día al calendario, y así dispuso que el 4 de octubre de 1582, fuera seguido no del cinco, sino del quince. En lugar del 5, el 15.
(...)
— Para que comprendas mejor lo ocurrido, te pondré un ejemplo muy claro. Tú sabes que Santa Teresa de Jesús, que fue proclamada santa el año pasado, era una monja que fundó muchos conventos y un alma llena de virtudes. Pues bien, Santa Teresa murió el día 4 de octubre de 1582, precisamente en la fecha en que el Papa Gregorio había decidido que el día siguiente no fuese el viernes cinco de octubre, sino el viernes 15 de octubre. Y se da el caso de que a muchos les pareció un nuevo milagro de la santa, que todavía no lo era, pues no subió a los altares hasta el año pasado, como te he dicho. Teresa de Jesús murió el día 4 y fue enterrada el día siguiente, que era día 15.
Por ver mi estrella María, de Néstor Luján

[Gretogarbo]

— (...) Te lo explico de una manera aproximada para que lo entiendas. El caso es que, a través de los años, al no poder medirse exactamente el paso del tiempo, se fue desajustando el calendario. Los sabios comprobaron, hace ya años, que llevábamos diez días de diferencia. Es decir, que según el sol y las estrellas, nos habíamos retrasado diez días cada cuatrocientos años. En un momento dado, la Santa Iglesia creyó que debía poner el calendario conforme, cosa que es muy adecuada para las intenciones de una religión verdadera. Y hace unos años, en 1582, Su Santidad el Papa Gregorio XIII hizo adoptar a la iglesia un nuevo sistema para concertar el día al calendario, y así dispuso que el 4 de octubre de 1582, fuera seguido no del cinco, sino del quince. En lugar del 5, el 15.
(...)
— Para que comprendas mejor lo ocurrido, te pondré un ejemplo muy claro. Tú sabes que Santa Teresa de Jesús, que fue proclamada santa el año pasado, era una monja que fundó muchos conventos y un alma llena de virtudes. Pues bien, Santa Teresa murió el día 4 de octubre de 1582, precisamente en la fecha en que el Papa Gregorio había decidido que el día siguiente no fuese el viernes cinco de octubre, sino el viernes 15 de octubre. Y se da el caso de que a muchos les pareció un nuevo milagro de la santa, que todavía no lo era, pues no subió a los altares hasta el año pasado, como te he dicho. Teresa de Jesús murió el día 4 y fue enterrada el día siguiente, que era día 15.
Por ver mi estrella María, de Néstor Luján