ainos escribió:El sabado me coji en dvd brokback mountain o como se escriba
Menos mal que no estaba mi marido....se hubiera puesto muy nervioso con el rollito de los dos tios...
A mi me parecio bien, pero no mata la verdad
No se porque tanto hablar de esta peli...¿por la relacion homosexual? ¿aun escandaliza tanto? a parte de esto no tiene nada de nada esta peli
Ah! si, a mi lo que me gusto fueron los paisajes....
Discrepo totalmente
El primer mérito de la película es, por tanto, plantear la homosexualidad en el profundo oeste y arriesgarse a los prejuicios de los norteamericanos, en primer lugar, y de todo el mundo que ha mitificado el "western" después. La historia de dos virilísimos "cowboys" enamorados.
El segundo mérito es haberse saltado todas las reglas del género y hacer un "western" absolutamente naturalista, sin tiros, sin carretas y sin indios.
El tercer mérito es su clasicismo, sin llamar al Moisés de las diez plagas para que inunde el paisaje en granizo o desboque las aguas del pantano. Nada de efectos especiales. El señor Lee convoca al maestro de maestros don John Ford, la inmensidad de don Anthony Mann, o el delirante y superlativo lirismo de don Nicholas Ray en "Johnny Guitar".
Tres méritos que, unido al hecho de situar el comienzo de la historia en el postmacarthysmo y su final hacia los años anteriores a la aparición del SIDA, obliga a una relectura del cine del "oeste" que se limita a sugerir la sexualidad, cuando no a ocultarla. Cine de enorme hipocresía que impide hacer lo que justamente hace Brokeback Mountain: liberar los cuerpos y las emociones de Ennis y Jack. Aquí no hay prejuicio ni virus que valgan. Aquí el único virus es el amor: transmisible, contagioso, maligno y mortal. Por eso el señor Lee impregna toda la película de un romanticismo heroico y no de una heroicidad romántica. Ennis y Jack no son héroes, son románticos cuyo amor nace por el empuje de un paisaje que se manifiesta seminal, paisaje cuya hostilidad empuja a uno hacia el otro y cuya ausencia origina la tragedia. La majestuosidad de la montaña, la nitidez y fascinación del inmenso cielo, las poderosas nubes que anuncian la tormenta, invocan la divinidad y la eternidad, reducen al hombre a su pequeñez y le despojan de todos sus prejuicios, de toda moral, abandonado a sus sentimientos y emociones, a sus deseos. Un paisaje infinito y amenazador contra el que hay que luchar en solidaridad, como lo utilizaba el gran Anthony Mann, o lleno de contenido, como solo don John Ford sabía utilizar Monument Valley. Paisaje estremecedor, pero que acoge y ampara el amor de los dos vaqueros, gracias al portentoso manejo de la cámara por el mejicano Rodrigo Prieto (¿otro Oscar?) y a la música hecha puro sentimiento del argentino Gustavo Santaolalla (¿también Oscar? Pero no hay que situar a Brokeback Mountain en el mismo saco que "Las aventuras de Jeremiah Jonson", o de "Bailando con lobos". No es cine ecológico. En don Ang Lee el "cine del oeste" se hace filosófico. Liberador.
Poco importa que ese amor nazca entre dos hombres, porque el amor es un valor absoluto, universal. Irracional. ¿Acaso el amor no es la irrealidad misma? Todo empieza con unos pequeños golpes juguetones. La mutua confianza que se gana pasito a pasito. Dos seres marginados, desconectados de la sucesión del tiempo, absolutamente aislados del mundo, abandonados a sus instintos animales, hacen lo que necesitan hacer en el momento, tal como lo sienten… El calor de una tienda, compartir el mismo lecho, facilita la trasgresión. Y ahí está el señor Lee que filma furtivamente sus besos, sus caricias…El amor de dos hombres viriles que no quieren luchar por la supremacía del macho.
Jack.- Brokeback nos ha marcado. ¿Y ahora qué hacemos?
Ennis.- No podemos hacer nada. Yo estoy pillado por lo que tengo allí abajo.
Y estos dos pura sangre libres, sin barreras, tienen que bajar a la llanura, dotada por el señor Lee de tonos grises azulones, con toques expresionistas en la mejor línea clásica de Robert Siodmak, como en el plano en que Ennis se levanta con su hijo en brazos y su figura se recorta contra la violencia de los amenazadores fuegos artificiales, o el tenebroso paseo de Jack por las calles de la ciudad mejicana. Ambos tienen que integrarse en la ciudad donde residen todos los prejuicios, todas las morales, todas las religiones, todas las sinrazones que aprisionan los cuerpos y los espíritus. Tienen que hacer lo que se hace siempre: casarse con la novia de toda la vida; buscar la chica con la que fundar una familia. Pero esas obligaciones morales hacia unos y lo que los otros esperan de ellos, corrompen ese estallido luminoso que ellos intentan por todos los medios que perdure. Allá arriba lo había intuido Ennis al relatar la historia de los dos rancheros que vivían juntos: ese amor acaba siempre en tragedia. Y es esa tragedia lo que enrabia al señor Lee: ese plano final en el que Ennis abre la taquilla de su caravana, contempla la camisa de Jack y la cámara corre en busca de la mancha de sangre. Es el único movimiento de cámara violento en toda la película.
Es posible que alguien piense que la película presenta una moraleja: la sociedad ha cambiado, pero en cuanto a moral y prejuicios la "América profunda" no se ha movido ni un milímetro y es el vivero electoral de Sire Bush. Es evidente que eso está implícito pero, sinceramente, creo que Brokeback Mountain es menos pedestre y va muchísimo más lejos.
Semejante maravilla no la hubiera podido llevar a cabo el señor Lee si no hubiera contado con dos actores espléndidos: el australiano don Heath Ledger y el homófobo don Jake Gyllenhaal. Perfectos. El señor Ledger ha ido a beber en las técnicas del Actor's Studio: vértebras cervicales tensionadas hacia atrás, mirada fija a treinta centímetros de la punta de los pies, dientes apretados, voz baja a lo Marlon Brando, palabras entrecortadas… La crítica ya lo ha dicho todo de su interpretación. Candidato al Oscar. Al señor Gyllenhaal no se le reconoce tanta perfección, pero yo creo que está mucho mejor. Es un actor raro hoy en día. Actúa por reducción, tal como lo hacían Montgomery Clift o Henry Fonda. Si en "Jarhead" ya hacía casi invisible su interpretación, aquí golpean la enorme cantidad de matices con que dota a su personaje, aunque apenas sean perceptibles. Solo hay que comprobarlo en el portentoso plano en que, al bajar de Brokeback Mountain y despedirse de Ennis, sentado al volante de su furgoneta, mira por el espejo retrovisor y ve la figura de Ennis plantada en medio de la carretera y alejándose en el espacio. El leve movimiento de la mirada apartándola del espejo y dirigiéndola al frente para mirar la carretera, así como la casi imperceptible rectificación del rictus de los labios, transmiten al espectador toda la sensación de finitud, toda la impotencia que siente el personaje y la intuición del trágico futuro. ¿También aspirante al Oscar? Ni por esas.
La montaña de Brokeback es el Edén perdido. Y al igual que en la mítica "Casablanca" el protagonista exclamaba con pesadumbre: "Siempre nos quedará París", a partir de ahora se puede decir: "Siempre nos quedará Brokeback Mountain". Porque todos tenemos nuestra particular Brokeback Mountain.
Puesto que se trata de una película sobre el amor como única utopía que le queda a la persona, y sobre la libertad, es posible que pueda ser considerada una película gay. Si se la considerase como tal habría que poner algunas objeciones. Pero caben pocas dudas de que es "Lo que el viento se llevó" gay. Vaticinio: pese a quién pese Brokeback Mountain pasará a la historia del cine formando parte de esa decena de películas que se consideran obras maestras.
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TÍTULO ORIGINAL: Brokeback Mountain
AÑO: 2005
DURACIÓN: 134 min.
PAÍS: Usa
DIRECTOR: Ang Lee
GUIÓN: Larry McMurtry, Diana Ossana
MÚSICA: Gustavo Santaolalla
FOTOGRAFÍA: Rodrigo Prieto
REPARTO: Heath Ledger, Jake Gyllenhaal, Anne Hathaway, Michelle Williams, Randy Quaid, Linda Cardellini, Anna Faris, Scott Michael Campbell, David Harbour
SINOPSIS: Ennis del Mar y Jack Twist se conocen mientras esperan en una cola a que el ranchero Joe Aguirre les contrate. Los dos jóvenes parecen estar seguros del lugar que les corresponde en Signal (Wyoming): conseguir un trabajo estable, casarse y formar una familia; sin embargo añoran algo más allá de lo que pueden expresar. Cuando Aguirre les envía a trabajar como conductores de ganado en la majestuosa montaña Brokeback, entre ambos surge un sentimiento de camaradería que deriva hacia una relación íntima. Al concluir el verano, los dos tienen que abandonar Brokeback y seguir caminos diferentes. Ennis permanece en Wyoming y se casa con Alma (Michelle Williams), el amor de su vida, con quien tiene dos hijas. Entre tanto, Jack se marcha a Texas, donde se casa con Lureen Newsome (Anne Hathaway) y tiene un hijo. (FilmAffinity)
Basada en el libro Brokeback Mountain de Annie Proulx
(* Añadido por moderación)